miércoles, 20 de noviembre de 2013

Votos, primarias y café con churros

Por Aurelio Romero Serrano

Artículo publicado en el Diario de Noticias de Álava el día 19 de noviembre de 2013

Levantó bastante revuelo la presencia en Vitoria hace dos semanas de Luis Salvador, impulsor de "Socialismo y ciudadanía", en vísperas de la Conferencia Política del PSOE. Su intervención ante mas de 100 ciudadanos inquietos, muchos de ellos militantes del PSE-EE, no aportó grandes novedades a lo que desde hace casi dos años se viene debatiendo fuera y dentro de dicho partido. El diagnóstico que Salvador hacia describía en gran media el mapa de la crisis interna desde la pérdida de la elecciones generales,  mapa para el que la Conferencia Política de Madrid pretendía confeccionar una hoja de ruta para el futuro.
Más revuelo aún levantó horas después su decisión de darse de baja como afiliado al Partido Socialista y su aproximación al partido Ciudadans, una decisión tan personal como respetable. Salvador consiguió, eso si, que se pudiera hablar tranquilamente de esa inmediata Conferencia y, especialmente, de ese intento que se anunciaba de abrir el partido a la sociedad con motivo de unas elecciones primarias que aún no se sabe para cuándo serán pero sobre las que si vamos conociendo los nombres y algunos de los movimientos de quienes les impulsan, encumbran y respaldan.
Pasado ese encuentro destinado a decidir el mejor Partido Socialista posible para legar a la sociedad bien y pronto, las dudas del encuentro en Vitoria con Luis Salvador se han hecho realidad porque las caras conocidas que se despedían ese domingo en Atocha camino de su punto de origen llevaban dibujada la satisfacción de haber sorteado la cuádruple contradicción de debatir un problema sin resolverlo, superar el debate sin mantenerlo, mirar el futuro sin cerrar el presente y responsabilizar a un líder futro del cambio que se cuece en las cocinas del pasado.
Antes y después de Madrid se ha centrado el gran argumento de la apertura a la sociedad del PSOE en la posibilidad, por confirmar, de que en esas primarias quien lo desee pueda participar para elegir al candidato socialista a la Presidencia del gobierno de España. Cuesta creer que quien ha retirado su voto al PSOE reiteradamente en España y en las elecciones celebradas después de la llegada del PP y su mayoría absoluta, vaya a realizar  un acto de fe electoral, incluido registro y archivo de sus dato así como pago de una pequeña cantidad, que no es sino una forma de afiliación temporal y puntual. Quienes desde el interior del PSOE se dedican a captar nuevos socios saben el esfuerzo de esa labor y la casi imposibilidad de desarrollarlo, pero también conocen las maneras diversas maneras que algunos tienen de hacerlo en momentos muy concretos. Pensar en captar votantes en las elecciones internas y semiafiliarlos previamente es un salto, no ya imaginativo, sino ilusorio, salvo el valor de titular que entraña. Si esos supuestos votantes quisieran participar en esa elección y con ese objetivo ya lo serían de querer serlo.
Del PSOE se espera que cierre sus discrepancias internas pero, sobre todo, que aclare el mensaje. No es mala decisión convertir la Conferencia Política convocada para hablar de organización en un encuentro para hablar de ideas, si así hubiera sido de manera profunda y no de la necesidad de fabricar una foto diaria y reiterada. A la ciudadanía de hoy le importa poco ya quien sea el candidato socialista en unas elecciones generales dentro de  mas de un año y con unos comicios europeo que cada día parecen más un obstáculo para lo interno que una esperanza nacida en Europa. Como comenta un viejo socialista, lo del candidato es para el café con churros de los afiliados. A los demás les preocupa el país, el pan y sus derechos, no la cara socialista de turno.
Al hablar de participación externa, cerrada a las lecciones primarias, alguien se está haciendo trampas a si mismo al pensar que eso es un sinónimo de abrir el partido, una forma de implicar el conjunto de la ciudadanía, que debe confiar en las mismas personas y formas en que se ha convocado la propia Conferencia y se ha organizado la presencia y participación representativa de los afiliados. La sociedad, no solo los afiliados, mantiene una especial sensibilidad sobre la aspiración de permanencia de las organizaciones internas y sus responsables. Costará convencer de que incluso con nombres, apellido y cuota única se pueda influir en la maquinaria que plantea. convoca y organiza ayer una Conferencia con aire de congreso extraordinario y mañana unas elecciones primarias, sin alterarse por el hecho de que desde fuera se tuercen planes o nombres.  
Hablamos de pérdida de conexión del PSOE con la sociedad desde que el denostado Zapatero decidió aceptar al crisis como un hecho real pero no es cierto en su totalidad. El PSOE ha perdido la relación con la sociedad hace muchos años y la crisis sólo ha reflejado esa realidad en votos. No ha sido capaz de generar en el centro sociológico una defensa del bien común, sino la conveniencia de su disfrute. Ansió buscar la mayoría que el centro da o quita sin preocuparse por crear un convencimiento de la bondad de la estrategia, ha sido Incapaz de sostener el plan y de sostener la comunicación con una sociedad que nunca fue cómplice y que se siente abandonada a su suerte. Una sociedad sabe que sólo será recuperable, lo que quiere decir interesante de nuevo, si es el PSOE es capaz de darse la vuelta como un guante.
Tantos años después vuelve a comprobarse que la traducción del término socialismo no es siempre esa socialdemocracia como Willy Brandt predicaba, que se mantiene ese rechazo al modelo que la propia socialdemocracia impulsaba y que describía Carlos Solchaga en Tafalla hace años: El bien social, el bienestar, solo puede ser sostenible para los menos. Ese es abandono producido y sobre el que muchos, como el sociólogo Ignacio Urquizu, vienen incidiendo desde hace tiempo.
Perdida la sociedad, se ha construido un tótem virtual llamado Conferencia que solo los más ingenuos de dentro del PSOE esperaban que fuese el faro de la renovación. Y se encargó a conocidos y cercanos expertos en comunicación lo que la política no consigue resolver. Con buen oficio, se ha levantado un símbolo de cartón piedra, una rosa sin hojas, que ha dado cobijo a todos los nombres posibles como si fuese una rememoración de la historia del socialismo moderno español. Se ha cerrado con cuatro titulares la fiesta y mucha foto de aparato agrupado en torno a sus acostumbrados líderes, los mismos que llevaron al PSOE a pensar en la necesidad de una renovación, que realmente ha salido más debilitada después de su entusiasta y difícil paso por los congresos del PSOE. Alfonso Guerra hablaba hace tiempo de los renovadores de la nada y los identificaba con quien hoy conocemos mucho mejor. Pero también comprobamos cómo puede hablarse de renovación sin nada de renovación. Era impensable que así hubiera podido ocurrir.
Por eso se habla y se hablará de nombres propios. Porque hay ansia real de que surja de ese debate nominal una cabeza con ideas que, además, sea aceptable por los poderes del partido y los contrapoderes instalados desde antes y para después de la conferencia política. Un buen tema para la hora del café cuando se llame de nuevo a los afiliados para votar y hacer recuento de supervivientes.

martes, 16 de julio de 2013

Democracia

Óscar Rodríguez Vaz. Vitoria-Gasteiz. @rvoscar

En lugar de emplear mis palabras, doy paso a Josep Ramoneda. En la introducción del libro, entre otras muchas cosas, como que ser demócrata es una actitud, un espíritu de disidencia, dice lo siguiente : ¿Los regímenes políticos en que vivimos son realmente democráticos? ¿Tiene futuro la democracia o la evolución hacia el autoritarismo posdemocrático es imparable?
«Hoy más que nunca –escribe Paolo Flores d’Arcais–
“democracia” corre el riesgo de no significar nada.» La
palabra se ha banalizado enormemente: se derrumba un
régimen político, ya sea por colapso (los países de tipo
soviético), por revolución (Egipto, pongamos por caso) o
por guerra (Irak, sin ir más lejos), se montan unas elecciones,
sin que se den las condiciones mínimas exigibles para
unas votaciones realmente libres, y se proclama que un
nuevo país ha sido ganado para la democracia. Y así se va
construyendo la fantasía de que nunca hubo tantas democracias
en el mundo.


Pues eso, que hay que hacerse con "Democracia" de Flores d´Arcais.

martes, 9 de julio de 2013

Recuperar la confianza perdida

José Miguel Abarrategui, miembro del Comité Nacional de Euskadi PSE-PSOE.
Es duro y a veces desmoralizador para los militantes y simpatizantes, si es que nos quedan, asistir día a día, mes a mes, a la continuada publicación de datos negativos sobre la valoración de nuestras políticas, de nuestros líderes.
La sensación es que nos movemos como pollos descabezados, sin rumbo y sin orden, a  impulsos desordenados en función de actuaciones, sucesos, noticias que si bien son mediáticamente relevantes, no necesariamente todas llevan aparejadas la necesidad de un posicionamiento inmediato.
Este aluvión de temas nos ha derivado a la celebración de una magna conferencia, prevista para el mes de noviembre, donde se proponen en amplios tomos, cual enciclopedia Espasa, la solución y el posicionamiento del PSOE ante todos y cada uno de los retos de la socialdemocracia española, europea y mundial. Encomiable tarea si no fuese porque los problemas que nos acucian en estos momentos son mucho más cercanos, urgentes e identificados. No es el tiempo de filosofar si son galgos o podencos, si monarquía o república, si federalismo o no, si rompemos el Concordato, modificamos la Constitución...Los perros están encima y terminarán devorándonos.
Los problemas a los que hay que dar prioridad están perfectamente identificados. Véanse las diferentes encuestas de opinión, incluido el CIS, así como las reivindicaciones y movilizaciones populares masivas y constantes que a diario se producen.
Se nos demandan, entre otras, soluciones o posicionamientos, y liderazgos inequívocos, públicos, beligerantes, cohesionados, constantes y concretos sobre el paro (jóvenes, mayores 50 años), la educación (modelo, becas), la sanidad (privatización, medicinas), las pensiones (defensa, estabilidad), los desahucios y la gestión bancaria (derecho a la vivienda, intereses de demora, ayudas bancarias, pymes, responsabilidades), la defensa de las libertades (aborto), la corrupción en todos sus ámbitos, la mejora y ampliación de la participación ciudadana (partidos, instituciones, elaboración leyes) y Europa como fuente de problemas y soluciones.
Tampoco debemos olvidar que para defender y hacer creíbles estas propuestas es muy urgente la aparición y la promoción de nuevos liderazgos, es tan importante si no más, quién lo dice que lo que dice. La convocatoria más inmediata es la de las Elecciones Europeas, inmejorable oportunidad para que el PSOE establezca primarias abiertas para nuestros representantes en la candidatura y comprobar así  el alcance, el respaldo y la movilización conseguida, demostrando con hechos incuestionables la auténtica voluntad de regeneración democrática.
Estos problemas identificados no requieren un prolijo desarrollo, ni una gran convocatoria de grandes pensadores; solo una voluntad de solución y unos planteamientos sencillos y cercanos a los problemas concretos que sufren día a día los ciudadanos.
Efectuando así esas propuestas y estableciendo una defensa numantina de las mismas en todos los ámbitos, privados, públicos y judiciales hasta sus últimas instancias y  consecuencias, estaremos realmente en el camino de recuperar la confianza perdida. De otro modo estaremos como aquél que  yendo en su coche oye en la radio el aviso de que hay un conductor que va por la autopista en dirección contraria y alarmado grita:  ¡Cómo que uno, a cientos!
 Artículo publicado en Zoom News. 6 julio 2013

miércoles, 3 de julio de 2013

¿Que no hay alternativas?

Óscar Rodríguez Vaz. Vitoria-Gasteiz. @rvoscar



Para salir del atolladero en el que nos ha metido la política de austeridad, más austeridad, junto a más recortes y más impuestos (a los trabajadores y clases medias, ya en peligro de extinción). Esto es lo que nos “recomendó” Bruselas, después de que el Fondo Monetario Internacional dibujara unas perspectivas aún peores de las previstas para economía española en los próximos años. El Gobierno de España se puso inmediatamente manos a la obra. Y ahora, apenas un mes después de aquellas recomendaciones, y con la reforma de las pensiones ya en el horno, el FMI vuelve a la carga, pidiéndonos bajadas salariales y ahondar en la reforma laboral.

Es indignante ver cómo se aplica “urbi et orbi” una política que está resultando nefasta para las PYMES, que no dejan de echar la persiana con pedidos sobre la mesa que la falta de créditos invalida, y para las familias, que ven cómo van reduciéndose el número de sus miembros que aguantan en el mercado laboral. Una política que está resultando nefasta para la mayoría de la gente, especialmente para la más necesitada, agrandando la brecha entre ricos y pobres e incrementando el número de estos últimos. Como muestra, un botón: el último informe de Cáritas indica que en torno al 21% de la población en España vive con en lo que llaman pobreza “relativa”, con 7.300€ al año; y que más del 6% vive en pobreza “severa”, cobrando 3.650 € al año.

Pero es aún más indignante tener que escuchar que la política que se está aplicando es la única posible, que no hay alternativas, cuando la Historia y los datos demuestran que no es cierto.

En cuanto a la Historia, todos los días, economistas de reconocida y premiada reputación, a la luz de lo ocurrido en el mundo en los años 30 y de todos los estudios posteriores, nos vienen presentando las claves del tipo de políticas que deberíamos seguir para salir de esta crisis, que no coinciden con las que recomienda la Troika.

En cuanto a los datos, todos ellos indican que a más austeridad, más paro y más pobreza. La austeridad retrasa la recuperación, como se vio obligado a reconocer en enero el propio FMI, puesto que  por cada punto de ajuste fiscal, se reduce el PIB entre 0,9 y 1,7 puntos. En España esto se se está viendo clarísimamente, porque la recesión se ha agudizado en aquellas regiones que más redujeron el déficit.

Parece evidente que así no saldremos de la crisis. Indudablemente, hace falta un plan de choque a corto plazo. En ese sentido, hay que saludar el reciente acuerdo entre los grandes partidos para defender una posición común en Bruselas en las próximas semanas. Y también parecen lógicos los planteamientos de quienes defienden que no haya recortes en Educación o Sanidad, una reforma fiscal y una eficaz lucha contra el fraude, o una revisión “a la baja” de las estructuras institucionales.  

¿Pero bastará con esas medidas de choque pensando en el medio y largo plazo? Yo creo que no. Y son cada vez más quienes defienden que no, que el actual modelo está agotado y que hace falta un cambio estructural, un cambio de modelo. En este sentido, es muy interesante la tesis que plantea Christian Felber, que está estos días por Euskadi, en su “Economía del bien común”.

Afirma el autor austríaco, que debemos cambiar los ejes sobre los que se mueve la economía: hoy se mueve en el eje competencia-beneficio, y como alternativa se plantea que habría de moverse en el eje cooperación-bien común. La razón es sencillamente demoledora: cuando hay competencia, unos ganan y otros pierden, mientras que cuando hay cooperación, todos ganan; cuando se busca el beneficio, inevitablemente alguien tiene un perjuicio, algo que no ocurre si se busca el “bien común” (cuya búsqueda se instaura literalmente la mayoría de las constituciones de los países “avanzados”).

La tesis fundamental, es que sin necesidad de que se operen cambios a nivel global o regional, podemos empezar a cambiar el mundo por nuestros pueblos, ciudades o territorios, convirtiéndolos en lugares del “bien común”. Y lo podemos empezar a hacer, por ejemplo, aplicando medidas de transparencia radical en la empresa y en los etiquetados de sus productos, de forma que quien consume sepa el máximo de detalles sobre los mismos. Por ejemplo, otorgando mayores ventajas fiscales a aquellas empresas que menor huella ecológica dejen o castigando a aquellas que empleen mano de obra infantil en su producción, y así conseguir algún día que los productos ecológicos o los de comercio justo sean más asequibles que el resto. Por ejemplo, fomentando los proyectos cooperativos, que no pasen por eliminar a la competencia. Por ejemplo, ayudando a las empresas con menor diferencia salarial entre el jefe y el último empleado, o a aquellas que hagan copartícipes de sus decisiones a un mayor número de trabajadores. Por ejemplo, haciendo que nuestros ayuntamientos tengan en cuenta en sus concursos públicos requisitos como los enunciados, de forma que quienes no los cumplan se vean incentivados a mejorar sus prácticas.

Podría poner más ejemplos de este tipo de parámetros, así como de la metodología que Felber y su equipo han ideado en los últimos años (y aún hoy siguen perfeccionando) para medir su cumplimiento. También son ya varias las empresas e instituciones que están empezando a regirse por estos parámetros. No se trata pues de ninguna ocurrencia.

Hay quienes dicen que no hay alternativas, pero hay experiencias que permiten combatir el fatalismo de quienes defienden esa tesis. Hay alternativas y son reales. También hay quienes dicen que el planteamiento del “bien común” es utópico. En esto estoy más de acuerdo, probablemente lo sea. Pero, como ya aclaró el poeta, “la utopía sirve para caminar”. Pues eso.

(Publicado en El Correo - Álava, 27.06.13)

lunes, 1 de julio de 2013

PEQUEÑO GRAN LIBRO (En la despedida de Gesto por la Paz)

Vicente Carrión Arregui, profesor de Filosofía



Áspero, rígido, descolorido….no sé si el libro de Ana Rosa Gómez Moral, “Un gesto que hizo sonar el silencio”, habría llegado a mis manos de no habérmelo encontrado en el buzón junto a “Enhorabuena”, el testimonio gráfico editado por Gesto por la Paz al final de su andadura. Estamos tan aburridos del tema, hemos dedicado tanto tiempo a explicarnos lo inexplicable que no apetece seguir hurgando en la herida. Ya saben, el silencio atroz de la gente buena que dijera Gandhi.


Aún así, agradecido por la deferencia del envío, empecé a leerlo sin mayores entusiasmos pero pronto no pude hacer otra cosa. Huyendo del tono grandilocuente de los panegíricos al uso, Ana Rosa nos trasmite sus vivencias juveniles ante la represión franquista, la desmantelación industrial y las celebraciones de la muerte de Carrero hilándolas con las reflexiones universitarias, políticas, éticas y literarias que le acercaron a ese puñado de jóvenes que conformó Gesto por la Paz allá por el 85. En la exquisita compañía de Camus, Zweig, Benjamin o Zambrano, entre tantos otros autores cuyas atinadas citas enlazan sus reflexiones íntimas con nuestra delirante historia reciente, Ana Rosa nos hace partícipes de ese “pudor por lo que dirían los demás” que hubo de vencer para exteriorizar con quince minutos de silencio esa protesta cívica del día siguiente a cada atentado con la que Gesto fertilizó nuestras conciencias.

Luego el relato adquiere tintes de novela negra. No ya por lo perverso de la trama sino por la intensidad con que vivimos el acoso de las contramanifestaciones, el contacto personal con la vivencia de las víctimas, el lazo azul, la liberación de Ortega Lara, el asesinato de Miguel Ángel Blanco, la ovación por el “Príncipe de Asturias”, la dividida manifestación en memoria de Buesa, en fin, la historia más reciente de nuestro desdichado país narrada desde la “convivencia productiva” de quienes día a día imaginaban formas inverosímiles de protesta para llamar la atención sobre ese secuestro, ese crimen, esa persecución, esa tortura, esa brutalidad que a todos nos amenazaba con deshumanizarnos si no buscábamos un resquicio para la esperanza.  Y de entre tantos momentos emotivos que Ana Rosa reseña, una mención especial para las palomas mensajeras que presagiaron la liberación de Aldaia desde la cima de Urkiola.

Pero además del calor narrativo de su relato – y ya no me refiero solo a sus citas-, Ana Rosa nos plantea una reflexión muy sugestiva y polémica respecto a la reacción popular ante el crimen de Miguel Ángel Blanco y sus consecuencias. Lejos de mostrar entusiasmo por la indignación colectiva que suscitó, se atreve a comparar los rostros crispados de quienes protestaban ante las sedes de Herri Batasuna con el de los contramanifestantes abertzales que habían soportado en sus concentraciones por la libertad de Iglesias, Aldaia y Ortega Lara. “Las caras desencajadas se parecen en la instantánea muda”, dice en la página 125, y ahí arranca según ella el “largo desolato” del temido enfrentamiento civil azuzado por el pacto de Lizarra, de un lado, y de quienes amenazaban con dar al traste con los esfuerzos de Gesto por mantener la lucha ética contra la violencia al margen de las ideologías políticas.

Es en este tramo del libro donde creo que Ana Rosa pierde un poco su tono discreto y vivencial, cuando arremete contra “esos foros y grupos generalmente liderados por intelectuales que vinieron a recoger el fruto para llevarlo a sus derroteros” (Pag. 126); hermeneutas de nuestra sociedad (…) que empezaron a considerar que Gesto por la Paz debía ser superado por otros movimientos sociales como Basta Ya, Foro Ermua o Poro por la Libertad (…) el único mérito que reconocían a Gesto era el de haber sido el primero, nada más” (pag.156). Entiendo el malestar de Ana Rosa por tanta incomprensión y tantos ataques como ha padecido Gesto, ya por quienes les tildaban de “viejas que salían de misa” y de “tontos útiles” o les acusaban de tibieza moral por protestar ante las muertes de los propios etarras o denunciar las torturas. Como ella misma cita al final del libro, “el bien regresa, tranquilamente, sin prisa…” (Zagajewski)  (a mi entender: la historia y la vida nos pone a cada uno en su lugar) , por lo que no hay razón para que nadie patrimonialice los frutos de la larga, dura y sórdida lucha contra el terrorismo, que ni empezó en 1985 ni ha terminado con la tan meritoria disolución de Gesto en 2013. En cualquier caso, es un deleite leer a Ana Rosa Gómez y sería muy deseable que este pequeño gran libro encontrara una difusión más amplia para ocupar el lugar que merece en nuestra historia reciente y en nuestras conciencias.      


            

                                                                                  

jueves, 20 de junio de 2013

La Ertzaintza y los Derechos Humanos

Miguel Gutiérrez-Garitano, escritor y miembro de la Ertzaintza.

Como miles de paisanos el día 11 de este mes asistí esperanzado a la presentación del Plan de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco. Aunque, como todos, tengo mis sinergias políticas, no es mi intención entrar a valorar todos los puntos que lo caracterizan, a excepción de uno. Soy ertzaina y no pude evitar sentir una profunda amargura al leer las alusiones al colectivo de la Ertzaintza que recogía el citado plan. El escrito hablaba de la necesaria creación  de un compromiso social de la Policía Vasca con los Derechos Humanos. El Lehendakari ha matizado que no duda de la Ertzaintza y ha enmarcado este paso en el plan estratégico que Seguridad está elaborando para adaptarla al nuevo tiempo sin ETA. Dicho Plan estratégico, que prevé alcanzar los objetivos en 2016, se sustenta en cuatro ejes el primero de los cuales consiste en " alcanzar un alto nivel de reconocimiento social por su cercanía y eficiencia".

La pretensión del Gobierno Vasco, en este sentido, es loable. Es su deber buscar la convivencia de los ciudadanos de Euskadi, y adaptar todos los estamentos del Gobierno, Ertzaintza incluida, a una época nueva, que ya no requiere de las mismas respuestas que aquella en la que el asesinato era moneda corriente para quienes opinaban en contra de la serpiente y el hacha. Dicho Plan, además, nace con la vocación de lograr la cuadratura del círculo y reunir a las distintas sensibilidades bajo la enseña de la paz.  Soy consciente de todo eso, pero no puedo evitar sentir tristeza al ver ese compromiso de la Ertzaintza con los Derechos Humanos, como uno de los pasos a dar. ¿Acaso no estaba comprometida la Policía Vasca con los Derechos Humanos? Pocos colectivos han sufrido más, o se han movido, durante décadas, bajo mayores presiones y han mantenido, pese a todo, esa imparcialidad y ese respeto. Leía las líneas del Plan de Paz y recordaba a mis compañeros asesinados y a aquellos a los que les han quemado el coche, amenazado (a ellos y a sus familias) y violentado de muchas maneras. Recordaba alguno de los momentos terribles en los que, a pesar de todo, triunfó la sangre fría que corresponde a un verdadero profesional, a un policía democrático. Cuando entramos en la Academia de Arkaute sabíamos que esta labor conllevaba la marginación; nadie nos lo va a agradecer nunca, sino todo lo contrario. "Perros", "cipayos" "traidores" nos llaman. En canciones que bailan los chavales en las verbenas y a gritos, en todas partes. A pesar de eso, trabajamos y trabajaremos todos los días para mantener la paz y la convivencia en Euskadi. Nuestro trabajo será para todos, aún para aquellos que, por motivos políticos o de otra índole, no nos quieren. Es nuestro compromiso y si nos lo piden, lo renovaremos. Así lo juramos y lo cumpliremos. Pero déjenme la gracia de una última petición: incluyan en ese compromiso a los miembros del Parlamento Vasco, donde hay y había personas que apoyaron o se lavaron las manos ante actos que atentaban contra los Derechos Humanos. E incluyan a los intelectuales. A los escritores que callaron y a los decanos, profesores  y estudiantes de la Universidad que, ya por miedo, ya por otras causas, hicieron mutis por el foro. O mejor: adquiramos todos ese compromiso, terminaremos antes.



Europa se la juega

Aurelio Romero Serrano. Vitoria - Gasteiz. @romero-nomada
Europa está en pecado mortal con los ciudadanos, especialmente los de países periféricos y del sur de continental, donde ha concitado la mayor crisis económica y de derechos sociales desde la postguerra. Es esa misma Europa, que ya roza la recesión en el centro de mayor poder económico actual como es Alemania, la Europa que más puede perder si en las próximas elecciones de finales de mayo de 2014 se recoge un cesto importante de votos euro-escépticos o antisistema. Pero el riesgo será más grave si la derecha comunitaria consigue la mayoría en el Parlamento, como las encuestas comienzan a anunciar. El Parlamento europeo tiene en su entraña el topo de los mercados que no desean una Europa diferente. Si vencen, es Europa la que no sirve, con o sin crisis.
Martin Schultz, presidente del Parlamento Europeo
En estos años hemos sufrido las consecuencias de aquel erróneo apoyo a Portugal para elevar a presidente de la Comisión Europea a Joâo Barroso, quien ha demostrado su incapacidad para pilotar ese monopolio de poder sin control que es la Comisión. También ha ido quedando en claro la ambición de la derecha financiera globalizada por apurar los recursos de los países  más débiles, y aún no está claro que a ningún Estado miembro de los que jugaron a favor de corriente, como Alemania, les haya ido bien ese modo de gobierno ”por encargo” que en unos lados encontró aliados y, donde no pudo, los impuso. Sin embargo, la histórica alianza entre derecha y finanzas en todo el mundo no ha dejado ver a la Unión Europea su indefensión como organismo frente a la previsible decisión de que el poder financiero pudiera saltar por encima de la voluntad de los partidos de la derecha del Parlamento y desarrollar sin  ningún pudor su estrategia de invasión del espacio político.
DERECHA VERSUS IZQUIERDA
La dialéctica derecha/izquierda como eje de las campañas en todas las convocatorias de comicios europeos se ha demostrado insuficiente casi desde el comienzo del siglo XXI, a lo que se añadió, primero, el autismo de los gobiernos frente a la crisis y, después, la debilidad o falta de energía para imponer el funcionamiento democrático de los países incluso donde ha gobernado la derecha con mayorías absolutas; gobiernos que hemos visto caer de un lado a otro del arco parlamentario con iguales resultados, económicos, políticos y, desde luego, sociales.
Desde los nacionalismos se ha impulsado el euroescepticismo que genera la incapacidad o insolvencia para presentar alternativas con peso específico en una Europa de intereses y, en cada convocatoria electoral, la defensa de su idea de la “Europa de los pueblos” no ha dejado de ser un discurso para el interior, a la vez que la Europa presente se disgregaba a pasos de gigante. Cuando aún falta un año para las próximas elecciones al Parlamento Europeo, el nacionalismo ya avanza su idea de reeditar la fórmula de la alianza electoral con la que repetir el mismo erróneo esquema que solo lleva al triunfo de la derecha, aunque es cierto que esa es una realidad que al nacionalismo no le desagrada, más allá de los discursos de las identidades en la Europa de los intereses globalizados. Esa Europa de los pueblos es el planteamiento más utópico de hoy día, cuando la fortaleza política que arropó a los países exige cesión de soberanía como forma de fortalecer el conjunto. Pero la Europa de las naciones ha demostrado ir a remolque de la historia y ha sido subsumida por la globalización como cualquier otra instancia.
LA DERECHA JUEGA CONTRA EUROPA
En estos años de crisis e imposición de políticas económicas que ha avasallado gobiernos y derrumbado tótems como el del estado de bienestar, que venía siendo una de las señas de identidad real de Europa desde hace tres cuartos de siglo años, la Europa ampliada ha demostrado que el poder de la mayoría de la derecha en su seno y en los Estados miembro ha jugado contra ella misma, contra su fortalecimiento mientras iba abriendo sus brazos y recursos a nuevos países de la Europa destrozada por esos mismos nacionalismos. Ha hecho evidente su incapacidad como estructura de poder frente a las oligarquías financieras y los países más reticentes a la existencia de una Unión con futuro real. Y nos ha hecho comprender que la ausencia de una organización basada en principios democráticos no puede competir con ese otro imperio superior porque el reparto interno del poder entre países miembros no trae consigo obligatoriamente la elección de los mejores para gobernar esa Europa, la que ahora se estremece con el frío de la crisis, la recesión del bienestar y la anulación de derechos presentes y a futuro, incluso de una crisis que, como desea el Partido Popular en España, tendrá efectos retroactivos no ya sobre las causas económicas, sino sobre los recursos disponibles sobre los que habíamos basado los derechos. No otra cosa es la privatización de los servicios públicos.
Curiosamente, la sociedad mira más que nunca a Europa, se ha convertido en el centro de atención aunque, en muchas ocasiones, sea la gran coartada que justifica políticas viejas que ahora, con la crisis encima, encuentran hueco propicio. Las elecciones al Parlamento convocadas para dentro de un año no coinciden con una Europa fortalecida; lo hace con una Europa organizativamente enquistada, crujida políticamente y sin la armadura democrática suficiente con que hacer frente a la avalancha financiera y antidemocrática. Una Europa vieja se enfrenta a un futuro incierto con estructuras que han demostrado su ineficacia por antidemocráticas, pesadas frente a un presente desconcertante y un mañana respecto al que tendrá que cambiar internamente y decidir su propio valor. Si no es así, la Europa comunitaria que conocemos será inservible.
Juan Moscoso, miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE responsable de asuntos europeos, recordaba hace pocos días la necesidad de que Europa acometiese de forma urgente la democratización de sus instituciones, como la constitución y estructura de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo, a fin de atajar la inoperancia por indecisión de ambas instituciones o la decisión de políticas más afines a la ideología de quien las dirige que las de quienes representan. Las próximas elecciones al Parlamento van a facilitar decisiones históricas si una mayoría de progreso consigue para el Parlamento la capacidad de legislar, no solo dar su conformidad a las normas que elabora la Comisión; parece simple pero es darle significado a las propias elecciones europeas. Un Parlamento representativo del voto de los ciudadanos sin capacidad de iniciativa e influir es un adorno democrático. Pero solo un Parlamento así, activo como el que la derecha rechaza, puede constituirse en un muro de contención a políticas o decisiones como las que padecemos.
Idelogia, no economia
La Unión Europea va a afrontar la renovación de sus instituciones cuando la ciudadanía de ninguno de sus Estados miembros se fía de ellas, en el mejor de los casos, y cuando es creciente el rechazo abierto a su propia existencia. Las causas nacionales de ese rechazo se unen a las consecuencias sociales de la crisis y el descrédito de la política. Tres realidades que ponen en riesgo la credibilidad de la UE en las urnas si el ejercicio de votar no consigue reconducir esas mismas causas.
Con iguales problemas, cualquiera que sea la gravedad de la crisis y como incida en los diversos Estados miembros, el retroceso del poder de la UE como impulso de crecimiento económico y defensa de las política sociales será su propia condena. Es fácil entender que los partidos de la derecha gobernante hayan comenzado a anunciar la utilización de todos sus recursos de cara a dichos comicios, porque saben que, en tiempos de crisis, una Europa débil les es más conveniente; una Europa menos democrática, más útil, y unas instituciones europeas sin poder decisión, un seguro para sus futuras políticas y alianzas con los mercados.

Es fácil deducir que, a partir de mayo de 2014, la Europa que hemos conocido y ahora denostado nos servirá como ayuda para superar la presente y próximas crisis si conseguimos construir una Europa diferente. Y, a un año vista, el marco de esa elección no es económica, sino ideológica.

martes, 11 de junio de 2013

¡Todos al suelo que llegan los expertos!




Julio Herrero. Vitoria-Gasteiz. @HerreroJulio
 
Esta fue la sensación que muchos sentimos cuando el Gobierno nos anunció la llegada de los denominados “expertos” para realizar un informe sobre el futuro de las pensiones. Pues bien, ya han dado a luz su informe que, según algunos, coincide sensiblemente con lo previsto por el encargante, con algún voto particular disidente. - en esto se asemeja a las encuestas, que suelen coincidir con los deseos del que las encarga – y el resultado era previsible: el sistema actual es inviable. Pero, ¿en qué consiste la inviabilidad?, pues es evidente – nos contestan airados – en que cada vez vivimos más tiempo y hay menos trabajadores cotizando, con lo que dentro de poco por cada trabajador habrá varios perceptores de la pensión – ¡y esto no puede ser! – en una palabra: si dedicamos una proporción – ahora aproximadamente el uno por ciento – de lo que produce el país a pagar a los pensionistas y estos crecen en número y la riqueza disminuye, es evidente que la cosa no va bien. Pero, gobernar es priorizar en qué queremos invertir nuestros recursos y hace tiempo que hemos perdido los objetivos que eran prioritarios hace más de ciento cincuenta años. Entonces era sencillo: la sociedad quería ser más feliz. Quería sentirse segura, protegida de los enemigos, externos e internos, frente a las enfermedades, a salvo de la miseria y de las injusticias. Y para ello inventó una fórmula: todas las personas nacen libres e iguales, y el Estado será solidario con ellas para que puedan desarrollarse, educarse, y protegerse de las enfermedades. Y acabar sus días dignamente. Y eso significa, ni más ni menos, que llevará a cabo el reparto de la riqueza existente para hacerlo posible. Y se hace con los impuestos que tienen esa misión redistributiva. Por tanto hay que revisar quién paga y cuánto paga, para hacer frente los gastos crecientes. Y cuando oímos que el fraude fiscal de un solo año es de 70.000 millones – equivalente al presupuesto total del gasto sanitario español – y que las grandes empresas evadieron a Hacienda 42.711 millones de euros en 2010, un 71% del total del fraude en España, tenemos la sensación de que el problema no lo tienen los pensionistas, lo tenemos todos por consentir una clase dirigente que lo permite. ¡Para eso no hacen falta expertos!

*análisis realizado sobre el fraude por la consultora i2 Integrity





(Artículo publicado en DNA 09.06.13)