martes, 30 de octubre de 2012

Euskadi: sin suelo

Por Aurelio Romero. Vitoria-Gasteiz

Cuando la radio anunció que los seguidores de EH-Bildu habían comenzado a entrar en el polideportivo de La Casilla, en Bilbao, a los más o menos viejos del lugar el estómago se les dio la vuelta, como si aquel taxi que los llevaba hasta el hotel hubiese frenado en seco. Comprendieron de sopetón que muchas cosas habían cambiado en un período de tiempo que parecía corto, el que va desde las manifestaciones de los 1 de mayo beligerantes y de clase con UGT y CC.OO a la cabeza, a esta tarde de cierre de mesas electorales de 2012, poniendo fin a una campaña que el Partido Socialista de Euskadi–Euskadiko Eskerra abría gobernando en Euskadi y con un escenario minimalista en blanco dentro de un hotel, en plena zona residencial de Vitoria–Gasteiz.

La “ocupación” de La Casilla por los candidatos de EB-Bildu, segunda fuerza electoral en resultados y a un paso por primera vez del mayoritario PNV, arrojaba al interior del taxi múltiples preguntas sobre la evolución de la sociedad vasca, el día de las primeras elecciones sin armas a la vista y a un año de lo que nadie llama aún rendición de ETA. Preguntas sobre por qué había calado el mensaje del cambio sobre los modos y contenidos de la política, sobre cómo evitar que ahora la calle se inunde de nuevo del grito euskaldun de “independentzia” a la vez que Mas esconde su fracaso en Catalunya tras un grito similar y el Bloque se divide en Galicia para ascender al viejo y hasta ahora denostado Beiras. Y preguntas, en fin, de por qué los socialistas han olvidado que sufrieron la peor de las persecuciones del terrorismo para luego sólo tímidamente recordar que “yo estaba allí”.

El concepto político de descalabro es como la purga de fierabrás, duele pero se olvida. El descalabro del PSOE del que se habla hoy en Euskadi, donde se quiso gobernar en minoría sobre un escenario político virtual, o en Galicia, donde todo parece condenado a que sólo Paco Vázquez ejerciese real poder en el partido y en las urnas simultáneamente, ese descalabro es probablemente el dato menos relevante, aunque tenga múltiples lecturas sobre la resistencia del PP, la validez de sus política regresivas, las alternativas imposibles….. Lo más significativo de los resultados del 21-N en Euskadi especialmente –el PSdG-PSOE aún anda rematando y esquivando cadáveres políticos desde el mutis por el foro de Emilio P. Touriño- es que se ha demostrado que, después de un tsunami como el vivido con Zapatero, no se construye una casa sobre el agua con los restos del desastre.

Los resultados para el PSE-EE hablan de un “suelo” imposible de adivinar, porque siempre se pensó que Bildu y sus componentes aún no han recibido la absolución de sus pecados como para merecer el triunfo. Hasta que llegó el 15-M, el de las elecciones autonómicas y municipales, y los herederos de Batasuna llegaron a cotas del 25,6% mientras en Moncloa las cabezas más cercanas a Zapatero suponían que obtendrían solo un 10,5% de votos. Aquel presagio y este resultado de hace pocos días les une el mismo desconocimiento.

Metidos en el diagnóstico, ya hay quien dice desde la cabeza del PSE-EE donde Patxi López refugió su candidatura, en Álava, que “se han salvo los muebles”, que “el escenario es diferente al de anteriores elecciones porque la izquierda abertzale cambia los resultados de los demás con su presencia”…. Hubo una izquierda a la izquierda del PSE presente en el Parlamento que ahora se renueva, la participación permanece prácticamente estable respecto de la anterior convocatoria para presidir el Gobierno vasco, y según los datos conocidos, la llamada al voto nulo o la abstención en aquella ocasión por parte del ahora EH-Bildu no tuvo especial eco.

No hay dudas sobre cómo consigue EH-Bildu su resultado electoral, llamativo resultado, en 21-N. Con su propia cantera de votos, los que resta al PNV, que fue el “mal menor“ de muchos y su capacidad de convocatoria, cuasi militar. La pregunta que más duele es cómo consigue el PNV su resultado, que le permite gobernar aun siendo minoría en un país de minorías políticas. Duele porque hay un desvío evidente de votos al PNV desde el PSE-EE y, está por ver, del PP. Y, en todo caso, son esos votantes de entonces los que cubren el magro de la abstención, que, siendo prácticamente igual numéricamente, es muy diferente en cuanto a la tipología de quienes la componen.

Es ahí donde comienza la respuesta a la pregunta sobre cuándo se abandonó La Casilla, sobre si el eco del balance Zapatero es la causa nuevamente o si, como algunos creen, la realidad es inevitable aunque se la retuerza para formar gobiernos de conveniencia histórica. Respuestas sobre la necesidad de hacer coexistir la presencia en las instituciones con la presencia en la calle, junto a los ciudadanos, todos en general y, especialmente, en los lugares de intención de voto más probable. Respuestas, en fin, sobre si tanto análisis sociológico sobre Euskadi no ha advertido que los pueblos olvidan con prontitud y, más aún, a los que gobiernan, solo gobiernan.

Galicia y Euskadi han sido los pioneros en cristalizar una nueva izquierda que gritaba desde el 15-M, con el 15-M, mientras la izquierda tradicional hacía guiños de pana o cuello Mao para acercarse a ella. Una nueva izquierda que ha rentabilizado el impulso identitario, de nuevo, para situarse en o cerca del poder real, y un mensaje social para lo político, lo económico y lo institucional. Un mensaje al que el PSOE no ha podido llegar, achicando agua aún o preparando nuevos salvavidas.

Aquel anochecer en que Rodolfo Ares, como coordinador de la campaña electoral del PSE-EE, advertía de que el adversario no era el Partido Popular sino el Partido Nacionalista Vasco, pocos pensaban que se estaba refiriendo a un crecimiento posible y resultado favorable a costa de la izquierda abertzale, que antes le había prestados votos y escaños en un ejemplo de buena relación familiar. Nadie entendió que hablaba de votos socialistas o que votaron PSE-EE anteriormente. Desde el escalón más alto de la coordinación electoral, ha tenido una visión fácil sobre el movimiento del suelo, el político en general de Euskadi, y especialmente el ahora más que nunca inimaginable nivel donde el voto socialista deja de perderse.

La última pregunta y su respuesta es si Euskadi ha cambiado tanto como para que La Casilla la alquilen otros ahora o si son los conceptos que definieron siempre al socialismo –es tiempo de identidad- los que han perdido fuerza, si no sentido, en tiempos de crisis; si esa lejanía practicada respecto de la sociedad provoca sordera en tornos a conceptos anclados en su historia y que la sociedad repite a gritos: honestidad, cercanía y contundencia.

El arranque de campaña en el barrio gasteitzarra de Armentia fue el toque contra la abstención, cuando aún se era gobierno. Patxi López ha anunciado su deseo de renovar en y desde la secretaría general y ha desmentido a quienes, desde el propio PSE-EE, deslumbrados por la derrota, llegaban a enaltecer la relativa bondad del resultado, el de la mera presencia. Más vale así. Con ese entusiasmo de algunos y en la oposición, el riesgo es el anonimato.

viernes, 26 de octubre de 2012

Reciente e importante discurso del Presidente Mújica, del Uruguay, en Río de Janeiro.


Autoridades presentes de todas la latitudes y organismos, muchas gracias. Muchas gracias al pueblo de Brasil y a su Sra. presidenta, Dilma Rousseff. Muchas gracias también, a la buena fe que han manifestado todos los oradores que me precedieron.

Expresamos la íntima voluntad como gobernantes de apoyar todos los acuerdos que, esta, nuestra pobre humanidad pueda suscribir.

Sin embargo, permítasenos hacer algunas preguntas en voz alta.

Toda la tarde se ha hablado del desarrollo sustentable. De sacar las inmensas masas de la pobreza.

¿Qué es lo que aletea en nuestras cabezas? ¿El modelo de desarrollo y de consumo que queremos es el actual de las sociedades ricas?

Me hago esta pregunta: ¿qué le pasaría a este planeta si los hindúes tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes? Cuánto oxígeno nos quedaría para poder respirar?

Más claro: ¿tiene el mundo los elementos materiales como para hacer posible que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? ¿Será eso posible? ¿O tendremos que darnos otro tipo de discusión?

Hemos creado esta civilización en la que hoy estamos: hija del mercado, hija de la competencia y que ha deparado un progreso material portentoso y explosivo.

Pero la economía de mercado ha creado sociedades de mercado. Y nos ha deparado esta globalización, cuya mirada alcanza a todo el planeta.

¿Estamos gobernando esta globalización o ella nos gobierna a nosotros?

¿Es posible hablar de solidaridad y de que “estamos todos juntos” en una economía que basada en la competencia despiadada? ¿Hasta dónde llega nuestra fraternidad?

No digo nada de esto para negar la importancia de este evento. Por el contrario: el desafío que tenemos por delante es de una magnitud de carácter colosal y la gran crisis que tenemos no es ecológica, es política.

El hombre no gobierna hoy a las fuerzas que ha desatado, sino que las fuerzas que ha desatado gobiernan al hombre. Y a la vida.

No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale como la vida. Esto es lo elemental.

Pero la vida se me va a escapar, trabajando y trabajando para consumir un “plus” y la sociedad de consumo es el motor de esto. Porque, en definitiva, si se paraliza el consumo, se detiene la economía, y si se detiene la economía, aparece el fantasma del estancamiento para cada uno de nosotros.

Pero ese hiper consumo es el que está agrediendo al planeta.

Y tienen que generar ese hiper consumo, cosa de que las cosas duren poco, porque hay que vender mucho. Y una lamparita eléctrica, entonces, no puede durar más de 1000 horas encendida. ¡Pero hay lamparitas que pueden durar 100 mil horas encendidas! Pero esas no, no se pueden hacer; porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso.

Estos son problemas de carácter político. Nos están indicando que es hora de empezar a luchar por otra cultura.

No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un “monumento al atraso”. Pero no podemos seguir, indefinidamente, gobernados por el mercado, sino que tenemos que gobernar al mercado.

Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político. Los viejos pensadores –Epicúreo, Séneca y también los Aymaras- definían: “pobre no es el que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho”. Y desea más y más.

Esta es una clave de carácter cultural.

Entonces, voy a saludar el esfuerzo y los acuerdos que se hagan. Y lo voy acompañar, como gobernante. Sé que algunas cosas de las que estoy diciendo "rechinan". Pero tenemos que darnos cuenta de que la crisis del agua y de la agresión al medio ambiente no es la causa. La causa es el modelo de civilización que hemos montado. Y lo que tenemos que revisar es nuestra forma de vivir.

Pertenezco a un pequeño país muy bien dotado de recursos naturales para vivir. En mi país hay poco más de 3 millones de habitantes. Pero hay unos 13 millones de vacas, de las mejores del mundo. Y unos 8 o 10 millones de estupendas ovejas. Mi país es exportador de comida, de lácteos, de carne. Es una penillanura y casi el 90% de su territorio es aprovechable.

Mis compañeros trabajadores, lucharon mucho por las 8 horas de trabajo. Y ahora están consiguiendo las 6 horas. Pero el que tiene 6 horas, se consigue dos trabajos; por lo tanto, trabaja más que antes. ¿Por qué? Porque tiene que pagar una cantidad de cosas: la moto, el auto, cuotas y cuotas y cuando se quiere acordar, es un viejo al que se le fue la vida.

Y uno se hace esta pregunta: ¿ese es el destino de la vida humana?

Estas cosas que digo son muy elementales: el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad. Tiene que ser a favor de la felicidad humana; del amor a la tierra, del cuidado a los hijos, junto a los amigos. Y tener, sí, lo elemental.

Precisamente, porque es el tesoro más importante que tenemos. Cuando luchamos por el medio ambiente, tenemos que recordar que el primer elemento del medio ambiente se llama felicidad humana.

Gracias.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Ezkerretik ekintza orain

Domingo Escandela. Vitoria-Gasteiz.


Se acabó el tiempo; ya no se trata de mejorar, ahora es una mera cuestión de supervivencia. Ya no se trata de cambiar cosas, ese tiempo pasó. Es momento de refundarse, así de seria es la situación. En esta batalla los socialistas hemos puesto casi todos los cadáveres, pero, inopinadamente, nuestros muertos parlotean, andan, y –como en el “Apocalipsis Z” de Loureiro-, devoran a todo ser vivo y pensante de nuestras propias filas. Ahora, desde la Secretaría Seneral, hablan de “cambiar y reflexionar” aunque descartan extender el cambio a las personas. Pero sabemos que esto no es posible; un equipo desacreditado, que ha perdido la confianza de la sociedad, no puede remontar el vuelo sino que cae en barrena con el suelo como único tope. Pero hay otro camino: el de renovar el grueso del grupo. Cambiar de nombre, de logo, de caras y de estrategia. Cambiar de rumbo, refundarse, vaya.

El Partido Socialista Obrero Español está desfasado. No ha sabido adaptarse a los tiempos: Es un mamut en un desierto. Ha soslayado todos los fenómenos recientes, como si la vieja mentalidad de la Transición fuera una panacea de bondades eternas. Pero no es así. En parte, este es el problema: la sacralización de una generación que se cree imprescindible; que piensa que los éxitos pasados –que nadie niega- la facultan para ocupar la poltrona del poder a perpetuidad.

El plan frente a la crisis fue rescatar las viejas fórmulas, y a los veteranos de pasadas guerras, que, en su tiempo, fueron gente solvente y bregada; Lo grave es que este aparatik gerontocrático no conecta con el electorado más joven e indignado, que es, además, el más afectado por el tsunami económico. Ni comprende la deriva emprendida por ciertas regiones entre las que se encuentra el País Vasco. Ni ha sabido abrirse a las nuevas culturas propias de las sociedades modernas.

No pretendo que esta breve catilinaria se convierta en un raca raca desprovisto de propuestas. Tampoco arreglar el PSOE o, menos aún, el conjunto de la socialdemocracia. Pero sí emitiré un breve juicio en torno al PSE, a tenor de los resultados de las últimas elecciones. Los resultados, en este caso, no son malos, SON DEVASTADORES. Tanto es así que se puede afirmar que el PSE podría desaparecer en un par de legislaturas en favor de otras propuestas de izquierdas. Las razones de este descalabro, según mi juicio, son las siguientes:
1. La alianza con un PP anquilosado y obsesionado por agitar el fantasma de ETA hizo sentirse traicionado a gran parte del electorado. En Euskadi son las alianzas transversales las que son premiadas por el electorado (al PNV de Ibarretxe le pasó lo mismo).
2. Incapacidad para obtener réditos del magnífico papel desplegado en la pacificación de Euskadi. Ha sido BILDU quien ha aparecido frente a la opinión pública como el gran hacedor de la paz.
Incapacidad y falta de voluntad para comprender o conectar con el movimiento indignado, mayoritariamente de izquierdas. BILDU ha sido la única formación vasca en hacer suyos algunos de los postulados de este movimiento.
3. Pérdida de identidad, por dos motivos: práctica de una política económica de derechas, aunada con un abandono de la calle por motivos del conflicto vasco. Un partido obrero poco activista a pie de calle y sin un aparto de juventudes fuerte, es un difunto que camina por mero impulso.
4. Ineficacia a la hora de liderar (o hacer valer el liderazgo) las expresiones populares de potenciación y apoyo al euskera y la cultura vasca.
5. Dependencia del Gobierno central. Este es un punto fundamental, porque en muchas ocasiones, las acciones del PSE se han contradicho con lo ordenado por el Gobierno de Madrid o por la Secretaría General del Partido; esto crea una cierta sensación de falta de independencia, de vasallaje y, por ende, de incapacidad de “defender lo de aquí” con el tesón suficiente. Esto en el País Vasco, sobre todo en tiempos de crisis, es un torpedo en la línea de flotación. Es necesaria una cierta distancia, una mayor independencia, como UPN respecto al PP en el caso navarro. Algo que se vería como una evolución natural si se optara, en vista de la nueva evolución soberanista, por un desarrollo autonómico o la instauración de un estado federal.
6. El PSOE es un partido político antiguo y. como tal, tiene un historial largo, no exento de escándalos, corrupción, GAL, etc. Va con “mochila”, cosa que no ocurre, por ejemplo con UPD o con BILDU. Se trata de partidos con personas que sí tienen trayectorias políticas (en el caso de la izquierda abertzale, muy controvertidas, con apoyo a asesinatos, etc.) pero que han sabido mostrarse como partidos noveles y por lo tanto, limpios. Como solución, volvemos al punto anterior: cambio de nombre, distancia y mayor independencia respecto al PSOE, cambio de las caras actuales por rostros más jóvenes, con más cantidad de euskaldunes, etc.
7. Falta de juventud. Basta con ver las listas actuales para constatar que la edad media de los parlamentarios socialistas es muy alta. Es cierto que la edad no es un valor definitivo, pero la imagen envejecida no es la óptima para un partido de izquierdas. Una vez más, BILDU nos gana por goleada en esta imagen de juventud en movimiento.
8. Mentalidad de búnker o de trincheras. Como partido constitucionalista en el País Vasco, el PSE se ha visto obligado, por motivos bélicos, a retroceder, a encerrarse. Al mismo tiempo ha ejercido políticas no siempre acorde con lo que, sin duda, hubiera hecho en caso de paz o normalización social. Los nuevos tiempos obligan a emprender políticas aperturistas y de acercamiento a todos los sectores poblacionales.
9. Falta de implicación y liderazgo en las políticas verdes.
10. Falta de inclusión de inmigrantes en el aparato del partido; en Francia la mayoría de inmigrantes vota a los socialistas y su presencia se nota en las filas de la organización. El PSE no ha sabido incluir a los nuevos vascos en su aparato.
11. Incapacidad para luchar contra la crisis desde la calle; esto entronca con el problema de abandono por motivos bélicos de numerosas plataformas de participación social. Una crisis es un mar propicio para la Armada socialista; los socialistas deberían estar con los desahuciados, y con los parados, y deberían dejarse ver en los comedores sociales, en las empresas y en los barrios de inmigrantes…Los socialistas deben acompañar, asesorar, dar esperanza y participar más cuanto más crítica y depauperada es la situación; sin embargo, la dirección del partido ha renunciado a todo lo que no sean medidas de Gobierno, desde los sofás. Pero estas, aunque fundamentales, no son ni deben ser los únicos cauces de participación social.
12. El PSE debe organizar, dinamizar y fortalecer un aparato juvenil fuerte y activista, que organice saraos culturales, marchas montañeras, expresiones artísticas, presentaciones, etc.
13. Estructura personalista e incluso caciquil. La estructura y el funcionamiento interno del partido impiden toda renovación y/o reflexión; se trata de una organización personalista que promueve los estómagos agradecidos y el inmovilismo e impide el ejercicio de la democracia interna. Es fundamental una apertura y una democratización de la estructura del partido, ya con listas abiertas, ya con la búsqueda de un modelo moderno, transparente y de rotación del liderazgo, sobre todo después de que, como ha ocurrido, se produzca un revés (descalabro sería una palabra más acertada) electoral. Esto es algo evidente. La gente se da cuenta de esto. Hay muchos simpatizantes y militantes hartos y que, conscientes de esta situación, han decidido optar por otras opciones o por abstenerse y no ejercer su derecho a voto.

Por todo esto, creo que es el momento de refundar el PSE; lo mejor sería, por supuesto, mediante un consenso entre todos. Las fracturas pueden redundar en un suicidio colectivo porque proyectan una imagen de desunión e inseguridad en el electorado (y porque se dividen los simpatizantes y por ende los votos). Lo sucedido entre Ezker Anitza y Ezker Batua es un ejemplo claro de lo que expongo; primero apoyaron la política democristiana del PNV lo que desorientó al electorado de izquierdas, y después, tras el inevitable descalabro, se dividieron, lo que supuso la puntilla final. El PSE debe transformarse profundamente y debe hacerlo, contra viento y marea, unido. Pero es imprescindible que los líderes actuales cambien radicalmente de actitud; que escuchen, y tomen nota de lo que todos/as tenemos que decir. Que se comporten con la valentía que requieren unos tiempos en los que nos jugamos la supervivencia del Partido. Las generaciones salientes, derrotadas en las elecciones, sin embrago merecen todo nuestro respeto. Han mantenido a flote el partido en épocas de gran dureza y sufrimiento. Pero los tiempos han cambiado y ellos no. Si el cambio no se produce, y continúa la misma política arcaizante e inmovilista de la dirección, la fractura será inevitable y todos los vascos perderemos en el proceso.

Así que animo a los vascos y vascas socialistas a cambiar de rumbo y hacerlo desde la juventud. ¡Aupa Mutilak! ¡Ezkerretik ekintza orain!

lunes, 8 de octubre de 2012

El Fary en los MTV Awards


Rosa de Luxemburgo. Zamosc


Deliciosa tropa:

El ávido y devorador capital internacional arrea reclamando la devolución de deudas al paisito, exigiendo sudores –fríos— y la Izquierda Sistémica no articula una creíble respuesta democrática que defienda a la ciudadanía de la misma. Estamos en pelotas ideológica, discursiva y estratégicamente hablando en esta tesitura. Y de esta guisa, pretendemos que la Izquierda Sistémica recupere la complicidad ciudadana y consecuentemente, poder institucional. No nos engañemos.

Hoy la Izquierda sistémica está vendiendo vacuidad a una ciudadanía con razón descreída, que cada vez tiene menos asideros con los que mantenerse a flote y que necesita agua para calmar su sed de Dignidad como el campo ansía la lluvia de mayo. No es de extrañar que salga a la calle, que aborrezca de la política representativa y de las instituciones democráticas que tanto han costado crear.




Y es que esta mal llamada crisis no es más que una reasignación de recursos regresiva cuya resultante no es otra que una distribución de riqueza más desigualitaria, olvidando que la generación de riqueza es una función social. Asistimos a un remake de David y Goliat en el que ahora vence el fuerte y se lleva la porción más grande del pastel. El capital global vence y el proletariado — tontamente nacional—pierde. Y la Política en general y la Izquierda en particular, sin brújula con la que orientarse y dirigirse por nuevos derroteros.

El capital no es bobo. Su remuneración tiende a ser decreciente a medida que peina canas. En la economía financiera de casino, unos pocos generan PIB de la nada cuyo valor nominal excede en mucho al valor de la producción “real” e incrementa su “ascendente” sobre el Poder legítimo. Y en la economía real, en pleno pico petrolífero, el capital aprecia que la energía “barata” es pasado, condición sine que non para seguir produciendo, vendiendo, creciendo y ganando a espuertas. Los recursos naturales se rarifican y encarecen y por tanto, los insumos. Al mismo tiempo, la producción global no repara en los límites físicos, hace del mundo su taller-almacén y, acrecienta el ritmo de la concurrencia, emergen nuevos actores en el escenario y el conejo salta pronto de la chistera: se reducen los márgenes del capital. ¿Y qué hace el capital para seguir acumulando? Achuchar a los trabajadores nacionales, reducir la remuneración de los más, “desclasar” las relaciones laborales y apelar a la vanidad y fatuidad de aquellos que le son más útiles y productivos para legitimar el equilibrio precario del statu quo económico… Y es que el Trabajo no está globalizado y no dispone de alternativa política ni económica para enfrentarse a la globalidad capitalista.

Pero, el discurso general, la metanarrativa que subyace, la interpretación predominante generalmente asumida no es ésta y la Izquierda Sistémica, hoy, está atrapada en las trampas discursivas de los hábiles prestidigitadores e ilusionistas del Poder Capitalista.

La Lucha Final está en el Lenguaje. Hemos de hacer prevalecer una interpretación que hable de la exclusión, de la acumulación abusiva, de los límites del planeta, de la emancipación de las personas, de la legítima decisión pública de los fines de la producción, de arquitecturas institucionales europeas y mundiales deficitarias, de la dilución progresiva de los derechos sociales… Discursos que señalen sin complejos las locuras de la “racionalidad” económica, que no confunda a los medios con los fines, que no normalice la exclusión sistémica de millones de personas …

Los discursos y narrativas varias con las que nos bombardean los medios —que algunos llaman de propaganda masiva — apuntan hacia lo contrario y es ahí donde se presenta la batalla: que si lo público es ineficiente e insostenible, que si lo prioritario es flexibilizarnos para crecer, que si han de flexibilizarse e individualizarse las relaciones laborales, que si hemos de asumir la socialización de pérdidas privadas por gestiones irresponsables, nos marean con que estamos pagando los excesos de los años locos del boom…

Entre tanto ruido mediático, ha de alzarse la voz y el discurso que haga prevalecer una interpretación emancipadora que cree realidad social. No olvidemos que la realidad social es un discurso que modula los hechos (aprendamos de la estrategia de guerrilla chic de la FAES). Necesitamos interpretaciones de los hechos que ganan para crear más espacios de libertad, emancicpación, igualdad y fraternidad. Toca luchar trabajando el discurso, el lenguaje, el relato para que la interpretación que estimamos justa VENZA. Sin complejos.

Me temo que ahora tenemos el mismo punch que el Fary de más casta en los MTV Awards. Pero todo se andará.

Salud a raudales a todas.

domingo, 7 de octubre de 2012

Ellos, nosotros

Denis Itxaso. Donostia. (denisitxaso@gmail.com)

A la hora de hacer el balance de lo bueno y malo que ha acontecido en esta Legislatura vasca que ya va tocando a su fin, parece haber absoluto consenso en distinguir dos aspectos fundamentales de la vida pública: por una parte está la gestión de la crisis, con todas las ramificaciones que se quieran incluir, pero básicamente resumidas todas ellas en el análisis de cómo se han gestionado los gastos y cómo los ingresos. Por otra parte, -la que en este post quiero desarrollar-, parece ineludible reparar en todo lo que tiene que ver con la convivencia, en un país enormemente plural en lo identitario y cultural, y que ha arrastrado hasta anteayer un lacerante problema de violencia ideológica.
El trasfondo sobre el que se han dibujado estas singularidades políticas, nos habla de una comunidad próspera y moderna, con altos índices de desarrollo humano y tecnológico, y capaz de generar excedentes económicos para reequilibrar desde valores de equidad y solidaridad, las persistentes diferencias sociales con las que convivimos.

Creo sinceramente que, si uno echa la vista atrás, tanto la otrora militarización de las conciencias como el nivel de crispación política, han disminuido notablemente durante los últimos tres años. A ello ha contribuido definitivamente el fin de ETA, aunque pueden remarcarse algunos otros ingredientes que también han jugado un papel importante.

El Gobierno socialista de Patxi López ha ejercido de fronterizo en todo lo que tiene que ver con las identidades. Ha rebajado la carga emocional, que a veces tanto pesaba, de muchas de las políticas culturales, lingüísticas, educativas o simbólicas que antes estaban presididas por una eterna polémica. Disquisiciones metafísicas sobre lo que somos, lo que deseamos, lo que fuimos o lo que soñamos, han quedado reservadas al ámbito legítimo de lo privado. Los sentimientos de pertenencia, en toda su amplia y variada graduación, sólo habían provocado en el pasado enfrentamientos que nos impedían avanzar en el mutuo reconocimiento de lo que somos unos y otros. De la intrínseca pluralidad de la sociedad vasca, al fin y a la postre.

Por eso me da pena y rabia leer eslóganes de campaña que dicen 'somos más del 51% los que nos sentimos vascos y españoles' u otros que dicen 'si tú no vas, ellos ganan', en referencia al ejercicio del voto. Ese ellos, ese nosotros, ese más del 51%, contiene unas implicaciones nefastas en Euskadi. ¿De qué estamos hablando? ¿De Hutus y Tutsis? ¿De católicos y protestantes? ¿De judíos y musulmanes? ¿Es ese el modelo de convivencia que deseamos para Euskadi? Sinceramente creo que tras la denominación de 'Constitucionalistas' no se pueden ni se deben mezclar opciones políticas que amparen ese tipo de visiones, que sólo aportan material inflamable a los frágiles equilibrios que de forma cotidiana la gente acostumbra a hacer en este País.

Por eso creo que el papel de lo fronterizo, de lo empático con el diferente, del respeto a la diferencia, de la convivencia en definitiva, debe seguir cultivándose, por mucho que aún haya partidos que interpreten las campañas como una barra libre para cualquier recurso que permita arañar votos o pescar en caladeros cautivos. Yo pensaba que el PP vasco había comenzado hace tiempo a representar posiciones más templadas y responsables que las enarboladas en el pasado por Mayor Oreja o Iturgaiz. Por favor, recuérdense los resultados políticos de aquella estrategia.


miércoles, 3 de octubre de 2012

El rescate o la vida


Antonis Samarás, primer ministro griego, decía a un periodista: “¿Crees que alguien puede ser feliz siendo primer ministro de Grecia? (...) Este es el trabajo más duro del mundo. Es solo dolor”. ¿Si a usted le parece duro, desde su posición y salario, imagínese que les parece a los cientos de miles de trabajadores griegos que están en la calle o no pueden alimentar a sus hijos. 

Cuando todos pensamos que lo lógico y normal es que Europa corra al auxilio de los países con problemas, vemos como la realidad nos golpea duramente.

Grecia lleva dos semanas revisando su nuevo plan de recortes, el cuarto en tres años. La Troika no parece satisfecha con las medidas adoptadas y solicita un poco más de sangre. Cualquiera diría que estuviésemos hablando de patricios enfervorecidos en las gradas de un gran circo romano. A la vista de los acontecimientos, queda claro que la Troika son los nuevos patricios y el resto sus fieles esclavos. Da igual que el anuncio el nuevo ajuste anunciado de 11.500 millones incendiase las calles helenas la semana pasada.


Es justo recordar que llevamos tres años de recortes y protestas. Desde que, a principios de 2010, comenzaran a aprobarse planes de ajuste y de austeridad, las protestas sociales no han dejado de extenderse por los países más afectados por la crisis.

Todo comenzó, precisamente, en Grecia en mayo de 2010 el programa de 100.000 millones de euros del FMI y la UE provocó violentas manifestaciones. Tres personas murieron en un incendio. En Noviembre de ese mismo año, a Irlanda le fueron entregados 85.000 millones de euros para reflotar los bancos condicionándolo a una estricta disciplina presupuestaria.

A continuación llegó el turno de nuestros vecinos portugueses. José Sócrates, dimitió en Marzo de 2011 y dos meses después la UE y el FMI aprobó un plan de ayuda de 78.000 millones de euros a cambio de recortes y programas de austeridad.

A finales de 2011, llegó el putsch europeo. Ese instante en el que Europa entró de lleno en la era post democrática. Yorgos Papandreu y Silvio Berlusconi, primeros ministros elegidos en las urnas, fueron destituidos por las presiones de la Troika y el poder financiero. Los nuevos planes de austeridad y recortes impuestos provocaron numerosas protestas.

Llegó 2012 y con él un nuevo programa de austeridad para Grecia en Febrero. Chipre también solicitó la ayuda económica a la UE. Ahora que entramos en el mes de Octubre sabemos que Grecia volverá a aplicar nuevos recortes.

El gusto por la agonía parece gustar a los popes del sistema y España ve retrasar su rescate. Lo que podríamos denominar como "trampa para turistas" comienza a hacer su trabajo. La cuestión es que Alemania y otros socios menos relevantes como Finlandia, no ven nada claro el rescate en este momento y podrían pedir condiciones durísimas si España tomara la decisión.

Y en esta fiesta macabra también contamos, como no, con los servicios de una agencia de rating. La agencia Moody´s "ha indicado que continúa con la revisión de la calificación de la deuda española cuyo resultado estaba previsto anunciar para finales de septiembre". (El País, 2-10-2012)

A la vista de la situación actual, las aseveraciones de gobernantes como Rajoy de que saben perfectamente lo que hacen, y lo hacen por nuestro propio bien, sólo nos pueden despertar desconfianza… y alarma.