miércoles, 25 de abril de 2012

Correr delante de los azules

Va ya para cinco años que leer las noticias del periódico se está convirtiendo un ejercicio de alto riesgo.

El Mundo va rápido; cada vez más. Todos los días varios titulares hacen competición para ver quién dice la barbaridad más bárbara (como diría Miliki): la penúltima, que envejecer es un riesgo financiero. Pero no se vayan todavía, que aún hay más: el Ministro de Interior, Jorge Fernández, quiere vernos correr delante de los azules y equiparar la "resistencia pasiva" al crimen organizado saltándose la Declaración de los Derechos Humanos a la torera, Esperanza Aguirre apela a la descomposición del Estado autonómico, ignorando nuestra Constitución.

Podríamos seguir así un buen rato... hoy niego la mayor y mañana meto copago sanitario, ayer dije que no subía el IVA y la semana que viene lo subo cuatro puntos... globos sonda por aquí y por allá, despiste que se dice vulgarmente... ¡Ah, y sin chistar, que los españoles me dieron una mayoría absoluta para hacer y deshacer a mi antojo lo que me de la gana durante cuatro años!

¿Sirven nuestras leyes? Yo creo que sí, aunque haya quien prefiera un Mundo sin ellas: a la vista está. Si Milton Friedman levantara la cabeza resucitaba seguro del regocijo.
No soy muy amiga de los dogmatismos ni la demagogia pero, visto lo visto, es evidente que lo de "desmontar el Estado del bienestar" se queda corto, amigas y amigos. Con un Estado adelgazado o a dieta estricta, casi casi con un by-pass gástrico, con la ciudadanía atenazada por el desempleo, hipotecas y el temor a un futuro incierto, no hay nada ni nadie que se resista a lo que el enemigo invisible dicta.
Vuelvo a la pregunta ¿Sirven nuestras leyes? Si los garantes de cumplirlas las ignoran...
Quizá cabría tocar alguna, ampliar otras o desarrollar algunas más: así es el Derecho. Las leyes no son algo inamovible y deberían estar lo menos sujetas posible a interpretaciones partidistas. ¿Qué es eso de que la Justicia depende de si un juez es de derechas o de izquierdas?

¿Qué será lo siguiente? Lo macro se está comiendo lo micro. Pero una cosa sabemos los trabajadores. La dignidad es nuestra y esa no se puede quitar. Hubo prisioneros de los campos de concentración nazis que sobrevivieron (y no se volvieron locos) y no puedo imaginar un desastre peor que aquel.
El refrán de abuela reza "que dios no te dé todo lo que puedes soportar" porque somos capaces de soportar muchas cosas. Quizá llegue el día en que no nos quede nada que conservar, el día que hayamos perdido muchas cosas buenas que otros pelearon en otro tiempo para conseguir, pero ese día, el que ya no nos quede nada para perder, entonces que esos poderes fácticos nos teman, porque ese día resurgiremos de nuestras propias cenizas para correr delante de los azules, como nuestros padres o abuelos hicieron delante de los grises.

La fotografía es cortesía de photo credit: dprieto via photopin cc.

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