Odón Elorza. Donostia

La ciudadanía, los principios democráticos y la propia dignidad de las instituciones exigen la máxima transparencia para una cuestión que resulta clave por su incidencia en la crisis económico-financiera que sufrimos. Porque no se podrá pasar la página de la historia sobre la mala gestión bancaria sin una rigurosa investigación política, además de la obligada acción judicial.
Se me podrá acusar de ingenuo, como militante socialista, por insistir en esta exigencia democrática. Pero no cabe ninguna excusa para rechazar la creación de la Comisión investigadora sobre Caja Madrid-Bankia y las demás implicadas. Y menos aún la impresentable teoría del ventilador, salpique a quien salpique, porque no me importa quienes estuvieran al frente, dicho con claridad. Tampoco el hecho de que el PP cuente con mayoría absoluta y tratara de condicionar el funcionamiento y las conclusiones de la Comisión. Esas estrategias retratarían a sus autores.
Según pasa el tiempo y vamos conociendo más datos de supuestas ilegalidades y corruptelas en la gestión (provoca escándalo social la noticia reciente de las ayudas concedidas por Blesa en Bankia a Díaz Ferrán) más me irrita que el PP impidiera una investigación política que es una función básica e irrenunciable del Parlamento.
No podemos arriar esta bandera. Y como diputado socialista no estoy dispuesto a olvidar tanta irresponsabilidad y tanta sinvergüencería.
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