lunes, 15 de abril de 2013

El espacio común de PSE-EE y PSN

Óscar Rodríguez Vaz. Vitoria-Gasteiz. @rvoscar


La “corrupción” y “la política y los políticos” están entre los principales problemas de la ciudadanía española, por detrás del “paro” y la “situación económica”, según el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas. A la luz de los últimos acontecimientos, y con unos datos de desempleo no tan desastrosos en la Comunidad Foral, estoy convencido de que “la corrupción” y “la política y los políticos” son ya los dos problemas principales para la población navarra.

Somos muchos los que creemos en la política y en la democracia. Y quizás por ello suframos tanto al observar cómo el sistema se derrumba ante nuestros ojos, al tiempo que sus actores fundamentales mantienen una aparente mirada impasible. ¿Cómo entender que todo el mundo siga “en sus puestos” con la que está cayendo, por ejemplo, en Navarra? Será la Justicia quien determine si el ex Presidente o el actual alcalde de Pamplona cometieron delito, pero ambos dos, junto a Yolanda Barcina, son culpables de haber cometido una inmoralidad indigna de cualquier cargo público.

Mi reflexión no tenía por objeto abordar este cáncer para la democracia que se extiende de forma acelerada a lo largo y ancho de la piel de toro. No terminaría el artículo, porque si bien la crisis está contribuyendo a desigualar a las regiones de España en materia de renta, en cambio parece estar igualándolas en cuanto a escándalos vinculados a presuntos delitos de corrupción.

Más bien, empiezo hablando de esta materia para defender la necesidad de una regeneración política aquí. Una regeneración, que a mi juicio, debería ser liderada por la izquierda no nacionalista desde la oposición pura y dura, si no quiere quedarse sin espacio de juego para algunos años. Y esta máxima sería aplicable tanto en Navarra como en Euskadi, aunque empezaré por la primera.

El PSN fue la segunda fuerza política en las elecciones de 2011, ganado por la mínima a NaBai. Pero en la práctica, es la tercera, tras la incorporación de Aralar a la coalición EHBildu. También es la tercera formación en el Ayuntamiento de Pamplona, con sólo 3 concejales. Con estos mimbres, ¿tiene el PSN la responsabilidad de echar sobre sus espaldas la responsabilidad de sostener las instituciones que lidera una formación política protagonista en los escándalos de la CAN? Más aún, con los recortes económico-ideológicos que se perpetran con la excusa de la crisis económica, y que UPN comparte con el Gobierno Central, ¿tiene algún sentido que un partido de izquierdas dé estabilidad a gobiernos de derechas, sean estas nacionales, nacionalistas o regionalistas?

Creo que la situación requiere que el PSN baje a la calle con nuevos referentes sociales y construya con la sociedad progresista una alternativa en clave de regeneración democrática y, por supuesto, una alternativa en materia socio-económica. Y pienso que si no lo hace de forma urgente, dejará el camino expedito para que EHBildu sea la principal fuerza política en las próximas elecciones forales.

Salvando todas las distancias que existen entre Euskadi y Navarra, y entre el PSE-EE y el PSN, a mi juicio, el camino que debe transitar el socialismo vasco se asemeja bastante al que debería recorrer el navarro. Me explico.

A un extremo tenemos al PP, con una posición clara en Euskadi y un nicho electoral no muy alto, pero relativamente estable en los últimos 25 años. Hoy día, además, gobierna las principales instituciones alavesas. En el otro extremo estaría EHBildu, formación nueva en apariencia (injusta apariencia), también con una posición muy definida y gobernando decenas de ayuntamientos importantes y la Diputación en Gipuzkoa. Entre ambas esquinas, el PNV, gobernando Euskadi, Bizkaia y ayuntamientos en los tres territorios. Una formación que, bajo el envoltorio de la gestión rigurosa y culpabilizando a la herencia recibida, lo primero que ha hecho es presentar unos Presupuestos recortados un 10% sobre la fatalista base del “no hay alternativa”.

¿Y el PSE-EE? Habiendo sido tercera fuerza política en las últimas elecciones autonómicas – y tras haber sufrido sendos varapalos en las locales y en las generales un año antes –, no gobernando ni diputaciones, ni más de 6 ayuntamientos vascos, ¿debe empezar a acordar con el PNV por “el bien del país” o por la “delicada” situación? ¿Acaso “el bien del país” no importaba de 2010 a 2012, cuando el gobierno del PSE-EE era torpedeado por las diputaciones? ¿No era también entonces “delicada” la situación? Además, el PSE-EE entregaría de forma gratuita (e injusta, otra vez) la bandera de la alternativa de izquierdas y de la crítica social a EHBildu, siempre que ETA no vuelva.

Esto en cuanto al modelo de oposición en lo socio-económico, pero también hay un importante hueco que rellenar en materia de regeneración política en Euskadi. Aunque los escándalos navarros no tengan sus equivalentes vascos (no al menos en este momento), la desafección hacia la política y las instituciones no tiene a la corrupción como única causa; son muchas, muy variadas, y también se dan en Euskadi. Y este es un importante flanco que si el PSE-EE no cubre de inmediato, serán otros quienes lo hagan.

Pienso, en definitiva, que el espacio del PSE-EE pasa por abrirse a la calle con nuevos referentes sociales y presentar sendas alternativas progresistas en materia socio-económica y en el campo de la regeneración política. Este sí, un espacio común con el PSN.


(Artículo publicado en Diario Vasco, 13.04.13)

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