jueves, 4 de abril de 2013

Lluvia de lágrimas

Julio Herrero Romero. @HerreroJulio jherrero2007@gmail.com



Media España llora de dolor porque no ha podido “procesionar” a los pasos de su devoción a causa de la lluvia, mientras la otra media sigue llorando con el dolor de la crisis que la ha llevado al paro y a la desesperación. ¡Tremendo país éste siempre con lágrimas!, pero mientras los primeros lloran por causas claras, con responsables concretos como son las nubes, los segundos siguen sin entender la razón por la que tienen que ser ellos los que paguen los platos rotos sin que los culpables asuman su responsabilidad. La asuman y la paguen.

Esto ya es demasiado, aquí muchos se lo han llevado y a los demás nos toman por tontos, y si usted protesta, manifestándose ante la casa, el partido o el banco, de los responsables, por acción u omisión, de su tragedia, ya vendrán los guardias con órdenes de ese ministro del Interior tan católico y practicante, a pedirle la documentación; y si hace al caso, pasarle por el cuartelillo a tomarle la filiación: “por lo que pueda ocurrir”, que hay que tener mano dura con los que insultan a nuestros próceres, no vayan a pasar al acoso y les provoquen una crisis de ansiedad.

Todo el mundo tiene derecho a manifestarse, pero con orden – que diría la delegada del gobierno en Madrid – no le vayan a tomar por filoetarra o cosas peores, si es que las hay. Santa indignación, sin duda, han de tener los políticos del PP – al menos los que hemos visto por la tele – que ven turbada su paz y tranquilidad por los gritos y caceroladas de aquellos que han perdido su vivienda, o sus ahorros de toda la vida. ¡Qué culpa tendrán ellos, y los otros!, se limitaron a asistir a los consejos de administración de las cajas que fueron a la quiebra, a votar en el Congreso las leyes que de injustas pasaron a ilegales tras la sentencia de los tribunales de Europa, a no mover un dedo por atajar una situación que iba al desastre. Siguieron las indicaciones de sus partidos, de sus aparatos de poder, náufragos de la razón obsesionados por salvar sus naves sin ver el acantilado hacia el que se dirigían.

No sacar a los santos cuando llueve parece ser la consigna. Tranquilo Sr. Rajoy tras la pasión viene la resurrección y siempre que ha llovido a escampado, sobre todo para algunos.


(Artículo publicado en Diario Noticias de Álava el 1 de abril de 2013)

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