martes, 1 de mayo de 2012

El papel del PSE-EE: reinventarse o morir

La ciudadanía vasca necesita un Proyecto de País, un modelo de convivencia y de desarrollo para este tiempo de crisis que concentre los esfuerzos ciudadanos y coordine a todas las instituciones en la lucha contra el desempleo y la reactivación de su economía. Y lo que menos necesitamos en este periodo de graves incertidumbres, en el que además está pendiente la reconstrucción moral de Euskadi, son más tensiones derivadas de estrategias de confrontación hacia la secesión deseada por parte de los independentistas.

Precisamente en tiempos de grave crisis, los independentistas se equivocan con su mensaje de "vámonos de España", porque este es el peor momento para extremar los desacuerdos sobre identidad, lenguas o autogobierno. Hoy, en Euskadi, la prioridad ha de centrarse en sumar voluntades democráticas, tratar de mantener sin graves recortes los derechos sociales, curar las heridas del terrorismo y profundizar la vía de la innovación de las empresas vascas. Pero nunca levantar muros contra solidaridad y la reconciliación cívica.
Nadie puede ser ajeno a la coyuntura dominada por la crisis y la recesión económica que atraviesan Europa y esa España de la que formamos parte, así como a las necesidades del ciclo final del terrorismo. Y nadie debería utilizar  el momento para radicalizar sus políticas partidistas. Desde los independentistas hasta una derecha prepotente empeñada en desmantelar el estado del bienestar y sin propuestas para impulsar el crecimiento.

Por otra parte, es cierto que la declaración de ETA del 20-O, sin representar su imprescindible disolución, ha supuesto junto a las nuevas posiciones políticas del mundo abertzale, que dice no apoyar el terrorismo pero sin reconocer sus errores, un paso importante hacia un cambio de escenario. Ante este panorama y para hacer aún mas creíbles las propuestas del PSE-EE y la posición del Lehendakari Patxi López, resulta imprescindible recuperar una posición central y autónoma que, también, ayudará a tender puentes entre posiciones divergentes. Además de lograr normalizar relaciones con el PNV para abrir puertas de futuro.

Esta nueva realidad, así como recientes los insultos de Basagoiti al Lehendakari (lo comparó con Homer Simpson) y el conjunto de amenazas que venimos recibiendo del PP, cada vez que abre la boca algún miembro del Gobierno Vasco o algún portavoz del PSE-EE, me lleva a pedir con urgencia el final, formal y sin estridencias, de la circunstancial relación de socio preferente que ha mantenido el PSE-EE con el PP vasco. Porque carece ya de todo sentido.

En mi opinión, ya se han alcanzado los grandes objetivos que recogía el acuerdo para esta legislatura, como la derrota del terrorismo y la deslegitimación de la violencia. Y no podemos despreciar el alcance de las grandes diferencias y discrepancias existentes entre socialistas vascos y populares a la hora de aplicar un modelo de sociedad frente a la crisis.

Este divorcio con el PP no tendría por qué llevarnos, necesariamente, a la disolución anticipada del Parlamento. Ahí están instituciones como las Diputaciones de Gipuzkoa  y Álava, o el Ayuntamiento de San Sebastián entre otros, gestionados por gobiernos en minoría. De modo que la gestión del actual Gobierno Vasco podría continuar por sentido de responsabilidad hasta cumplir su mandato, intensificando sin frenos su acción en la lucha contra la crisis, activando el proceso de paz y la construcción de la convivencia, y trabajando para hacer realidad la disolución de ETA. Aunque es evidente que se requiere la acción conjunta con las Diputaciones y un diálogo productivo en la Ponencia sobre la Convivencia, recién creada en el Parlamento.

Ahora bien, por imperativos éticos y credibilidad democrática, se debería atender la petición formal y mayoritaria de la Cámara si ésta fuera partidaria de adelantar las elecciones al otoño. O promover por el Gobierno una valiente moción de confianza. Pero no diré más para no equivocarme más de la cuenta.

En lo que se refiere al papel de los Socialistas Vascos, convendría reescribir las lineas estratégicas y sus prioridades en el marco de una próxima Conferencia Política abierta a la sociedad. Porque será necesario buscar la participación ciudadana para enriquecer  y fortalecer el Proyecto de País y tratar de ganar la batalla electoral. Adelanto cual sería mi propuesta:
1.  Apuesta por un País más cohesionado, lo que requerirá un compromiso acordado entre las  Diputaciones y el Gobierno para luchar con garantía contra la crisis y el paro, manteniendo sin recortes sustanciales los derechos sociales.
2.  Defensa del Autogobierno vasco, reforzando el papel del Gobierno en detrimento de las Diputaciones y eliminando duplicidades en el entramado institucional, con revisión de la LTH.
3.  Impulso, sin dilaciones, a la cultura de paz y a la gestión del proceso de Paz, frente al inmovilismo del PP. Es una prioridad lograr el final del terrorismo y el reconocimiento al dolor de las víctimas.
4.  Rechazo de la confrontación social a la que nos quieren llevar los independentistas y denuncia del perjuicio que su propuesta secesionista supondría para la economía vasca, así como de la carga de insolidaridad que conlleva hacia el resto del Estado.
5.  Crear cauces a la construcción participativa de la convivencia ciudadana como un objetivo clave frente a la fractura social que provocan las tesis independentistas.
6.  Puesta en valor de la identidad plural de la ciudadanía vasca, para convivir desde la riqueza de su diversidad y construir, en base a nuestra singularidad, un Modelo innovador de País Vasco con proyección en Europa.

Por último, este proyecto cívico debe dar respuesta a los continuos desprecios que el nacionalismo soberanista hace del autogobierno vasco y a sus muestras de permanente insatisfacción. Porque devalúan un Estatuto de Autonomía que representa un alto grado de autogobierno para un País sin Estado en Europa, incluida una especial concepción de la "soberanía fiscal".


Escrito por Odón Elorza: odonelorzag@gmail.com

3 comentarios:

  1. Creo que es un análisis bienintencionado, pero bastante... ingenuo. Me explicaré.

    1.- El gobierno vasco en manos del PSE-EE, es en la actualidad, junto a Andalucía, uno de los pocos reductos que le quedan al socialismo español frente al maremoto político que por medio del efecto ZP nos barrió electoralmente del mapa las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Aunque sustentado por el PP como socio preferente; dicho gobierno ha conseguido actuar con una sobresaliente autonomía por la esquizofrénica contradicción del partido polular: nos les gustamos, pero les sería imposible vender en el resto de España que dejaron caer a un gobierno socialista para poner uno nacionalista en Euskadi. Provocar la ruptura del acuerdo de gobernabilidad unilateralmente por parte del PSE-EE sería la excusa perfecta para dar la coartada al PP para derribar otro gobierno socialista y quizá, apuntalar un gobierno de derechas del PNV como está haciendo con CiU.

    2.-Hablar de reconstruir puentes con el PNV es hoy por hoy vivir en el mundo galleta. Desde que desalojamos a los jeltzales de Ajuria-Enea, el PSE-EE es visto por el PNV y el mundo nacionalista en su conjunto como el mismísimo demonio. Somos los intrusos que okupan las instituciones que legítimamente les pertenecen: ese es el discurso del pan nuestro de cada día. Hasta tal punto llega su obsesión que no hay más que ver lo que han hecho en Gipuzkoa: han dejado la diputación, el ayuntamiento de Donosti, incluso nos han arrebatado la alcaldía de Lasarte, en favor de Bildu, con tal de no pactar con el PSE-EE; aunque ello suponga que el PNV gipuzkoano detente en la actualidad la menor cota de poder en su historia en este territorio.

    3.- El nacionalismo es inmune a las crisis económicas. Es la ventaja de su ideología comodín. Cuando las cosas van bien, es porque somos mejores que España; cuando las cosas van mal es porque España nos lastra. Los datos siempre estarán de su parte dado que somos un territorio más industrializado que el resto del estado y disponemos de un sistema propio de fiscalidad con el concierto económico. Esta circunstancia ha permitido al nacionalismo esquivar crisis anteriores (reconversión industrial, crisis de principios de los 90) reduciendo el debate político estrictamente al campo de la identidad. Hasta nosotros hemos caído en su juego (recuerdo la conferencia política que siguió al congreso de Donosti de 2001 donde el tema estrella fue la enmienda de Egiguren sobre si éramos o no una nación).

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  2. 4.- Es previsible que con Bildu en escena, el voto abertzale se movilice, que el PNV se mantenga, y dependerá de lo mal que siga gobernando el PP durante los próximos meses, que el voto socialista se movilice. Recordemos que en las pasadas elecciones, el ascenso vertiginoso de Bildu ha sido tal, no por un aumento sin precedentes de sus votantes, sino por un hundimiento de nuestro electorado. Bildu ha mejorado un poco sus resultados respecto a la mejor época de Euskal Herritarrok (pero no hay que olvidar que contaban con los votantes de EA... al "partido" de Oskar Matute le saco de la ecuación). Lo que ha sucedido es que el voto socialista no se ha movilizado descontento con la última deriva del gobierno Zapatero. Eso ha dado como resultado la engañosa imagen de que el proximo lehendakari puede ser de una Bildu triunfante tras la retirada de ETA (algunos hablaban hasta de Otegi lehendakari).

    5.- La gestión de la pluralidad no va con el nacionalismo. Va contra su ADN. Nunca han reconocido ni reconocerán la pluralidad del país, y gobiernan en consecuencia. Si obtienen una mayoría en el parlamento vasco, nada les impedirá gobernar como el PP en Madrid. El PP tampoco respeta la pluralidad ideológica y social del país, y gracias a la ausencia de citas electorales los próximos años está desarrollando su programa máximo a golpe de decreto con la crisis como excusa. Le da igual pasar por encima de los estudiantes, los trabajadores, los sindicatos, los pensionistas, los enfermos... no se han visto, ni seguramente, se verán en otra situación parecida para llevar adelante tan sin complejos su ideología. Hay que resaltar que despiden cierto tufo a revanchismo contra la izquierda tras las dos derrotas electorales de Rajoy en 2004 y 2008. Es como si quisieran recuperar el tiempo perdido y ponernos a todos al día de la revolución conservadora que tenían pendiente desde 2004. Auguro que el regreso del PNV al gobierno vasco con los mismos dirigentes orgánicos que perdieron Ajuria-Enea en 2008 no será muy distinto. Viendo el día a día tampoco se les caerán los anillos de mentir descaradamente a la sociedad y seguir con la cantinela de que Patxi nos dejó en quiebra (no veo ningún portavoz socialista que discuta con contundencia este mensaje de forma pública, salvo el solitario blog de Txarlie García), para dar un hachazo a nuestros servicios sociales.

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  3. Por último y por no extenderme, de cara a nosotros mismos, los Socialistas Vascos, debemos entender que las conferencias políticas a día de hoy son puro consumo interno. Suelen ser la puerta de atrás de un debate ideológico que escapa a los congresos (como muestra el último congreso federal), donde lo que se elige, y de hecho, los banderizos del partido van expresamente a ello, es un líder y su ejecutiva. No recuerdo una sola ponencia, ni de congresos ni de conferencias políticas, en las que se haga un ejercicio de presentar un proyecto de futuro. Siempre se presentan explicaciones de la trayectoria del partido en el pasado inmediato. Existe un déficit importante tanto en la participación como en el debate de los afiliados y los simpatizantes; no hablemos ya de la sociedad en general. Creo que adolecemos de un grave problema de nepotismo (puedo señalar dos parlamentarios vascos en cuya trayectoria me es imposible recordar una aportación al proyecto socialista mayor que la de ser hijo/a de ....).

    Creo que en esta situación los socialistas vascos debemos contribuir al rearme de la sociedad y ser un útil instrumento para los progresistas de este país. Es necesario que los socialistas vascos defendamos la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones, y en la garantía de los derechos sociales y los servicios públicos de calidad. Creo que es necesaria una mayor proyección de la labor del gobierno vasco estos últimos cuatro años, y recordar a la sociedad los mensajes apocalípticos que lanzaron los detractores de nuestro gobierno cuando Patxi entró en Ajuria-Enea. Aquellos mismos que decían que se iba a acabar con el autogobierno, que se iba a perseguir el Euskera, que se iba a recrudecer el terrorismo... se han encontrado con un gobierno vasco que es baluarte de derechos sociales, que ha completado las transferencias del estatuto, y que desde la firmeza ha logrado el tan ansiado objetivo de la paz. Es el momento de denunciar el discurso de una izquierda abertzale que habla de la superación del conflicto político: una sociedad es plural porque existe conflicto político. Las sociedades donde no hay conflicto político son las sociedades totalitarias, donde solo hay una idea uniforme. Pretender superar el conflicto ideológico entre quienes son nacionalistas y quienes no lo somos, entre quienes son independentistas y quienes no lo somos; es tan ridículo como pretender superar el conflicto entre quienes somos de izquierdas y quienes son de derechas... a no ser que conociendo su ideología autoritaria y trasnochada, pretendan imponer una posición (la suya) sobre la otra; saltándose a la torera la pluralidad de la sociedad vasca. Viendo como interpreta el propio gobierno central la pluralidad del país, viendo como han interpretado siempre en clave patrimonial el nacionalismo todo lo que tenga que ver con la identidad vasca; no me sorprendería que una mayoría de Bildu y PNV en el parlamento de Vitoria vuelva a desplazar el centro de gravedad de un partido integrador de identidades en un nuevo frente que nos haga volver a la uniformización identitaria del pasado.

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