miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Por qué Occidente no va a la izquierda? Doscientas páginas de lectura inexcusable.


La “suerte” de que la crisis se lleve por delante todo tipo de gobiernos nos está viniendo bien para explicar(nos) por qué la izquierda no está últimamente de moda. Es preferible seguir echando mano de nuestro recurrente e izquierdista fatalismo y seguir pensando que esta desafección es provisional y que los ciudadanos y los pueblos volverán inevitablemente a ver en la izquierda y en “los de izquierdas” la solución a sus problemas y los mejores conductores de la salida a la crisis. Vamos, que el desajuste es provisional y que todo volverá a su ser.
Mejor, entonces, no pensar demasiado. Igual que decíamos ah! ça ira! podríamos decir ahora ya volverá.

Por fortuna, Raffaele Simone, prestigioso lingüista italiano, prefiere advertirnos de semejante estupidez y nos propone un texto que parte de otro hecho fatal: la izquierda, como todo ser vivo, puede acabar desapareciendo, arrumbada por los aires del tiempo presente e incapaz de dar respuesta al mismo. Ningún fatum asegura nuestra continuidad (salvo que por tal identifiquemos un transformismo que vacía por completo de significado a nuestra acción y que solo respeta/ sostiene el histórico término de “la izquierda”).

En "El monstruo amable. ¿El mundo se vuelve de derechas?" (Taurus, Madrid 2011) Simone plantea que la irrupción de una cultura de masas, fuertemente tecnológica, que cambia la lógica de la sociedad de producción (trabajo) por otra de consumo, ha desplazado tanto a los partidos de izquierda como al pueblo (electorado) de esa izquierda. Lo que dice es que no se trata de una debilidad puntual, coyuntural, marcada por esta crisis, sino de un cambio estructural y profundo, que impone un modelo social, una cultura y/o un espíritu del tiempo (Zeitgeist) que lleva inevitablemente a comportamientos y elecciones de derechas y a rechazar o a apartarse de las de izquierdas. La derecha, dice, no es ya un partido político clásico. Bien al contrario, la Neoderecha es la forma planetaria de vivir la modernidad.

Es precisamente eso lo que no ha entendido la izquierda. Empeñada desde Marx (o peor, desdeñando a Marx) en ver sobre todo en la economía y en la política la razón de los cambios sociales, no ha considerado que es en el terreno de la cultura, en la irrupción imparable de nuestra actual “cultura de masas”, donde la derecha le está ganando la partida a la izquierda.

Así, es más fácil, nuevamente “natural”, vivir este tiempo desde la derecha que desde la izquierda. La oferta consumista de satisfacciones presentes es más atractiva que la liturgia futurible, laboriosa y casi religiosa que propone la izquierda. La derecha es hoy moderna y la izquierda casposa. Los valores sociales y culturales de nuestro tiempo (vg. éxito, velocidad, evanescencia, consumo, juvenilismo, disfrute, belleza exterior…) tienen que ver con la derecha y cuando la izquierda reacciona en sentido contrario se siente envejecida, trasnochada. Incluso más, prefiere no mostrar un rostro duro, no insistir en sus viejas recetas y valores (vg. esfuerzo, trabajo, laboriosidad, dedicación, sacrificio, profundidad, seriedad, tiempo…) y camuflarse en el pensamiento débil de lo políticamente correcto (o del llamado “buenismo”). Mejor no tomar posición si ésta puede resultar anacrónica. Mejor no presentar batalla. Mejor presentar como “izquierda moderna” lo que ya solo es resignada modernidad. Mejor obviar que mientras es “natural” ser de derechas, el pensamiento y la opción de izquierdas precisa de una reflexión cultural, no naturalista, y de una disposición a combatir aquello a lo que invita la naturaleza no reflexionada (vamos, que el pez grande se coma al chico). Se olvida –lo recuerda Simone- que ser de izquierdas es un esfuerzo, una resistencia contra la deriva irreflexiva de pensar que las cosas pasan porque tienen que pasar, que son como (inevitablemente) tienen que ser.


Escrito por Antonio Rivera: antonio.rivera@ehu.es

3 comentarios:

  1. Qué explicación... dan ganas de ir corriendo a leer el libro, aunque sea para entrar en una enorme depresión ideológica.

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  2. Me enteré de que existía el libro gracias a Ezkerretik Ekintza y me lo leí. Aquí va un resumen del libro: http://www.amalababa.es/2012/11/23/el-mundo-se-vuelve-de-derechas/

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