jueves, 3 de mayo de 2012

La ola de esperanza frente a los recortes

El ser humano tiende a querer ser el primero en descubrir algo. Tratar de poner el prefijo neo se ha vuelto en norma si quieres pasar a los anales de la Historia. La realidad nos da indicaciones suficientes como para darnos cuenta de que el neo-liberalismo no resulta tan novedoso.

Probablemente sus formas hayan cambiado gracias a que es el capitalismo financiero quien domina el sistema. Aunque desligado de la producción de bienes y servicios además de supranacional, el capitalismo financiero sigue manteniendo la necesidad de obtener beneficio. Y en los últimos años se han valido del abandono de los ciudadanos y de la dejadez de muchos partidos políticos.

Pero la apatía que ha recorrido Europa en los últimos años parece haber terminado. Ahora ha comenzado a crecer una marea de esperanza que quiere cambiar el rumbo de la austeridad y el recorte. En los dos mismos países donde el proceso Constitucional europeo se detuvo, podría detenerse ahora la política de austeridad impuesta.

Suceda lo que suceda el 6 de mayo, en Francia, los ciudadanos han demostrado que quieren apostar por un cambio. La amenaza que tan bien saben explotar los partidos conservadores y liberales ya no sirve. En Holanda el gobierno ha estado a punto de dimitir porque no pudo aprobar los recortes en el nuevo presupuesto en un primer momento. Al igual que en Francia los socialistas holandeses han dicho NO a la política que nos lleva al abismo.

Es imposible seguir sosteniendo la idea de que nada podemos hacer contra los males que azotan cada uno de nuestros países de Europa. Son ellos los que han generalizado la pasividad. Sin embargo, somos los ciudadanos los que decimos claramente: queremos cambiar el mundo.

Existe la posibilidad de luchar contra la injusticia social y los recortes económicos. Nuestros abuelos y abuelas, padres y madres pudieron hacerlo. Su combate fue el que posibilitó que nosotros naciéramos y creciésemos bajo el Estado de Bienestar. Bajo la educación pública y gratuita, de la sanidad pública y universal, las prestaciones públicas por desempleo, las jubilaciones públicas, etc.

Ellos fueron quienes conquistaron nuestras oportunidades y nuestra prosperidad. Ahora nos toca a nosotros mantenerlas y fortalecerlas. Los partidos de izquierda, los progresistas, tenemos la oportunidad de poder cambiar las cosas. Y las cosas deberán cambiar porque de lo contrario esta anorexia económica nos llevará un punto sin retorno.

Lo que tenemos encima de la mesa es un reto difícil. Muchos serán los que nos dirán constantemente que es imposible cambiar algo. Nos dirán que es imposible que una persona cambie el rumbo de la Historia. Deberemos recordarles que nada puede frente a millones de voces exigiendo un cambio.

Una generación que no se resigna a creer que la Unión Europea pueda reformarse para servir a los ciudadanos. Para poder hacer una Unión de los ciudadanos. Una generación que apuesta por

No queremos seguir siendo meros espectadores de las decisiones de una Troika que no ha sido elegida por los ciudadanos. Queremos más democracia. Si queremos seguir avanzando en los nuevos tiempos que se abren a nuestro paso debemos tener más democracia. Podemos asumir la responsabilidad de tener más democracia.

No se trata de decirles a los trabajadores que podrán participar en el debate, que podrán decidir, que podrán cambiar el destino de sus países, que todos podremos recuperar el espíritu que nos guió a conseguir lo que parecía un imposible, que podremos realizar el cambio. Sino que debemos realizarlo.

"Queremos que los ciudadanos participen en las decisiones. Hay que dar a los trabajadores mayor participación en las decisiones económicas. Es necesaria la democratización en todos los ámbitos de la sociedad y, en consecuencia, es preciso luchar contra la burocratización. Asimismo, la comunidad, a través del Estado, debe aumentar su control sobre el aprovechamiento y explotación de las riquezas naturales, tales como agua, suelo, energía y demás materias primas. También hay que aumentar la influencia de las organizaciones sindicales y de toda la sociedad en la elaboración de nuevos planes económicos". (Olof Palme)

Debemos participar en el debate. Debemos tener una oportunidad de cambiar las cosas. Debemos tener el momento para poder señalar el destino que queremos para nosotros mismos. Debemos generar el cambio. Debemos escribir un nuevo capitulo. No queremos que otros lo hagan por nosotros. 

Este es nuestro momento. Tenemos la oportunidad de dar un ejemplo claro de que no miramos a otro lado, de que no hemos dado la espalda a los y las trabajadoras.

Tenemos la oportunidad, aquí y ahora, de demostrar que nosotros somos sus representantes. Tenemos la ocasión de que cuando quieran poner sus esperanzas de un Estado que los proteja de los ataques que sufren sus derechos nosotros estaremos ahí para defenderlos.

Este es el cambio que está llegando.

Habrá cínicos que nos dirán que no podremos lograrlo y quieran quitarnos la ilusión. Nos dirán lo que podemos o no podemos hacer. Pero eso es algo que tarde o temprano deberá cambiar. Solo nosotros sabemos lo que podemos o no podemos hacer para cambiar esta situación. De esto van las elecciones en Francia y Grecia. De esto va lo que está sucediendo con esta crisis.

Habrá gente de arriba que nos dirán que seamos realistas, de lo contrario dirán que estamos creándonos falsas esperanzas. Pero si hay algo real en los partidos socialdemócratas europeos, a lo largo de su historia, es la fortaleza de las esperanzas de miles de militantes por querer cambiar las cosas.

Nos pondrán todos los obstáculos posibles para que el camino sea duro. Tal vez tan duro como para que llegue el momento en el que nos digamos “Para que seguir si nada va a cambiar”. Pero recordar que no estáis solos, que ellos sepan que no estamos solos. Somos muchos los que pedimos el cambio, que queremos el cambio.

A ellos, a todos ellos les digo: ¡Los socialistas debemos hacer posible el cambio!

“Cada vez que un hombre lucha por un ideal o actúa para ayudar a otros, o se rebela ante las injusticias, está generando una pequeña ola de esperanza. Y millones de esas pequeñas olas cruzándose entre sí y sumando intensidad, forman un tsunami capaz de derrumbar los más poderosos muros de resistencia y opresión”. (Robert Kennedy)

Podemos, queremos y debemos hacerlo. Debemos.


Escrito por Jagoba Álvarez Ereño: jagoba.alvarez@gmail.com

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