martes, 15 de mayo de 2012

La socialdemocracia vasca del siglo XXI

Sostengo que en Euskadi se dan las condiciones idóneas para proceder a la regeneración y modernización de la izquierda vasca, reclamando para ello el liderazgo de los socialistas vascos. Para trabajar devolviéndole el protagonismo a la política y a la palabra, lastradas por el peso dialéctico que sin duda ha tenido el plomo. Para debatir sobre unas bases diferentes, en las que los progresistas planteamos alternativas, frente a la regresión y a las políticas conservadoras de los nacionalismos vasco y español. Porque el fin de ETA ha cambiado radicalmente el escenario. Y o cambiamos o, a buen seguro, nos cambian.

Nos la pasamos respondiendo a Basagoiti. Interpretando el oráculo del nacionalismo, versión Urkullu hoy, o Egibar mañana. Y este presente imperfecto nos lleva a conducirnos en el corto plazo, enzarzados en discursos domésticos cuando debemos reclamar altura de miras y ser capaces de ver más allá.

Sostengo que el futuro vasco está lleno de oportunidades para la política y, más aún, para la formulación de una socialdemocracia vasca, genuina, que replantee y sume los diferentes colores políticos en clave de izquierda, de vasquismo y de ciudadanía.

El manto de la violencia nos llevó a parapetarnos en trincheras. Y ese atrincheramiento se refleja paralelamente en el debate político. Hemos vivido demasiado tiempo como resistentes y acabamos pensando como resistentes. Por eso creo firmemente que la socialdemocracia nos ofrece la oportunidad del mestizaje, del compromiso ideológico con los valores de ciudadanía, y la permeabilización del socialismo obrero clásico con la ilustración del pensamiento liberal e ilustrado que reclamaba don Indalecio Prieto. Así, seremos realmente el proyecto que más se parece a una sociedad plural, mestiza y alejada de ortodoxias y paisajes políticos monocromáticos.

La socialdemocracia es un concepto plenamente contemporáneo. En primer lugar porque responde mejor a una ideología o a una ética incluyente que cualquier –ismo. Pese a todo, quienes se reclaman la esencia de la izquierda lo utilizan con desdén y con cierto énfasis despectivo. Como si el socialismo fuera una suerte de jamón ‘pata negra’ y la socialdemocracia no fuera sino ‘jamón yor’.

Nada más lejos de la realidad. La socialdemocracia constituye una fe laica que encierra valores de socialismo y de ciudadanía. Que plantea de modo previo una ética de la austeridad, como formulan algunos teóricos, que desprecia el arribismo y las tentaciones de desclasarse, y que viene a profesar el ‘vive como piensas, si no quieres acabar pensando como vives’.

La socialdemocracia, por tanto, no es una formulación tanto como un way of living, o un way of thinking si se prefiere. Supone compartir los valores de la austeridad, de la solidaridad, de una vida espartana en clave machadiana-ligeros de equipaje-, de la conexión permanente de acción y pensamiento.

La socialdemocracia requiere debate y huye del silencio. Es contraste de ideas, es tensión ideológica, es equilibrio inestable y compromiso con el pensamiento. Es reformulación. Y supone, de una parte, vivir en la duda de quien respeta el conocimiento y huir, de otra, de las certidumbres de quien anida en la ortodoxia.

La socialdemocracia vasca exige agitar los sectores más emergentes de la Universidad; pasa por reclamar el compromiso con el Tercer Sector; nos llama a recuperar de la demolición Popular las cenizas de la Cooperación al Desarrollo; requiere enunciar el euskera para la creación y la comunicación y no para la confrontación; y reivindica la revisión en profundidad de un modelo de fiscalidad desfasado e inadecuado.

Pero hoy, sobre todo, socialdemocracia es abrir el partido socialista de Euskadi a la sociedad. Es hacerlo transversal y abierto a la sociedad. Es invitar a los viejos roqueros de Aralar que huyen del uniforme intelectual. Es sumar a los escaldados del oportunismo madracista refugiados en Anitza. Y es recuperar las prendas de los Euskadikos, en lo que de debate de izquierda vasca ilustrada representaron.

Tenemos ante nosotros un modelo de gestión alternativo al que nos ofrecen las derechas, lo que ha venido en definirse el ‘modelo Euskadi’, frente a la voladura del estado del bienestar. Debemos de abrir con celeridad esa casa y esa causa comunes que, en mi modesta opinión, sólo será si se define desde un reformulación de la izquierda vasca en torno a la socialdemocracia.


Escrito por Juan Carlos Alonso: jcalonso@vitoria-gasteiz.org

2 comentarios:

  1. Kaixo Juan Carlos. Bonitas líneas, reflexión motivadora: en una Euskadi de fes inquebrantables, la socialdemocracia nos aporta laicidad para dudar; liberalismo para vivir como personas únicas, insustituibles, conscientes y responsables de nosotras mismas que somos; y un equilibrio perfectible - como no puede ser de otra manera en cualquier empresa humana- entre libertad/igualdad, sociedad/ individuo,...

    Y como nos escalda cualquier ortodoxia ultramontana, somos capaces de cuestionarnos también las nuestras. Somos una ideología de servicio a la ciudadana, un instrumento para posibilitar la acción colectiva pública que nos haga más libres e iguales a todas. Y si para conseguirlo, necesitamos nuevas herramientas, análisis y praxis que nos obliguen a superar resistencias programático ideológicas históricas, lo haremos. Somos capaces. Venimos de las Luces, y nos autocuestionamos.

    Y desde ese autocuestionamiento, creo que con esta mal llamada crisis, hemos de crear parte del modelo. Como bien dices, toca adaptarse o nos cambian. Y de ahí que la socialdemocracia euskaldun y vasca, para que siga siendo procuradora de más libertad e igualdad, ha de repensarse.

    Unos tendrán que crecer y otros tendremos que decrecer; habremos de
    recuperar la sobriedad de la simplicidad voluntaria; cuestionarnos - colectiva e individualmente- los modelos de consumo y producción que hasta ahora dimos
    por obvios; desapalancar la ciudadanía de la deuda; asumir la escasez de
    recursos del mundo e integrar los límites físicos por egoismo antropocéntrico humanista; adoptar medidas universalizables para todas en clave internacionalista porque todas somos iguales(7000 millones de personas); desprenderse de un utilitarismo que hoy nos rige en economía y en nuestras biografías, repensar la emancipación en el XXI y en Europa; nombrar lehendakaris y ejecutivas femeninas, ...

    Y no hablo de tratar de crear el Paraiso en la Tierra; hablo de priorizar personas, humanizar el discurso, somos personas que mutuamente nos necesitamos y estamos interconectados; y seguro que el PIB esto no lo cuenta. La socialdemocracia del siglo XXI, por descontado.

    Un abrazo y salud a raudales.

    Rosa.

    ResponderEliminar
  2. Coincido en buena parte del artículo. Sin embargo, con respecto a "invitar a los viejos roqueros de Aralar que huyen del uniforme intelectual. Es sumar a los escaldados del oportunismo madracista refugiados en Anitza", creo que ambos grupos tratarán de diferenciarse del PSE-EE para aparentar ser más de izquierdas, etc.

    ResponderEliminar